Mar 04.11.2003

CONTRATAPA

Bolivia, el poder del pueblo

Por Evo Morales *

Lo que ha pasado en estos días en Bolivia es una gran revuelta, después de ser vilipendiados por más de 500 años. Lo que ha pasado de septiembre a octubre de este año es que la razón del pueblo se ha impuesto y ha empezado a derrotar al cañón del imperio. ¡Vivimos tantos años la confrontación de dos culturas! La cultura de la vida, representada por los pueblos indígenas, y la cultura de la muerte, representada por Occidente.
Y cuando los pueblos indígenas, con muchos profesionales, inclusive con nuestros empresarios, luchamos por la vida, luchamos por la justicia, el Estado nos responde con el estado de “derecho”. ¿Y qué es ese estado de “derecho” para los pueblos indígenas? El estado de “derecho” para los pobres, para los marginados, para los excluidos, es asesinatos selectivos y masacres colectivas, que hemos soportado no solamente en septiembre y octubre de este año sino durante tantos años en los que nos han querido imponer políticas de hambre y miseria. El estado de “derecho”, sobre todo para los quechuas y guaraníes que vivimos en Bolivia, son las acusaciones que seguimos escuchando de que somos narcos o anarquistas.
Este levantamiento del pueblo boliviano se ha producido no solamente por el tema del gas, de los hidrocarburos, sino por el conjunto de tantos temas: por la discriminación y el marginamiento, pero fundamentalmente por el agotamiento del neoliberalismo. El responsable de tantos hechos de sangre y también responsable del levantamiento del pueblo boliviano tiene un nombre: se llama neoliberalismo.
El día 17 de octubre, día de la dignidad e identidad del pueblo boliviano, empezamos a derribar al símbolo del neoliberalismo expresado en Gonzalo Sánchez de Lozada, empezamos a derrotar al símbolo de la corrupción y de la mafia política. Ese día, el pueblo reaccionó oportunamente para decir como el Subcomandante Marcos: “¡Ya basta!”, basta de las políticas de hambre y miseria. Para nosotros, el 17 de octubre de este año empieza la nueva etapa de cómo construir. Y eso pasa sobre cómo enfrentar o acabar con el egoísmo y con el individualismo, y cómo, desde las comunidades campesinas e indígenas, desde los barrios, construir otras formas de vivencia, en solidaridad, en reciprocidad; cómo pensar en distribuir las riquezas que están concentradas en pocas manos. Esta es la gran tarea que tenemos después de este gran levantamiento del pueblo boliviano.
Lamentablemente costó muchas vidas, y la soberbia, la prepotencia del imperio, todavía sigue vigente para seguir humillando al pueblo boliviano. Hay que decirlo: debemos estar al servicio de los movimientos sociales de los pueblos, en lugar de estar al servicio de las trasnacionales. Yo antes odiaba la política, tenía miedo de hacer política. Pero me di cuenta de que la política había sido la ciencia de servir al pueblo. Y, como es así, me parece importante servir al pueblo desde la política, que significa vivir para la política y no vivir de la política.
Nuestras luchas coordinadas entre los movimientos sociales y los movimientos políticos, con todo apoyo de nuestras instituciones colegiadas, han permitido crear mayor conciencia nacional para que el pueblo se levante en estos últimos días.
Creo que la defensa de la humanidad pasa por la eliminación del imperialismo y del neoliberalismo. Pienso que no estamos tan solos, porque he visto que después de la intervención sangrienta de Bush en Irak crece el pensamiento antiimperialista. Crece esa forma de organizarnos, de autoconvocarnos para enfrentarnos a un sistema, a una agresión del imperio contra nuestros pueblos. Crecen también las formas para fortalecer y crear el poder del pueblo.
Yo sólo creo en el poder del pueblo. Esa era mi experiencia de una región, de un departamento. Ahora, con los últimos acontecimientos en Bolivia, me he dado cuenta de que es importante el poder de todo un pueblo, de toda una nación. Para quienes estamos convencidos de que es importante defender a la humanidad, el mejor apoyo que podemos hacer es crear el poder del pueblo. Y eso pasa, sobre todo, por revisar los intereses personales, de grupo.
A veces, por cuestión de figuración o por cuestión de ganar espacios de poder, estamos entregados a los movimientos sociales. Me he dado cuenta de que es mejor estar en la convocatoria de los pueblos que estar usando o manipulando los movimientos sociales. Podemos tener diferencias entre dirigentes. Las tenemos en Bolivia. Pero cuando el pueblo está consciente y el pueblo sabe qué debe hacerse, se acabó cualquier diferencia entre dirigentes.
Lo que quiero decirles –y es lo que sueño y soñamos como dirigentes desde Bolivia– es que nuestra tarea, en este momento, debe ser cómo potenciar y favorecer este sentimiento antiimperialista, cómo frenar esas agresiones que vienen desde el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, contra Hugo Chávez. Algunos dirigentes queremos una gran cumbre entre Fidel, Chávez, Lula, para decirles: “Estamos aquí, frente a la agresión del imperialismo estadounidense”. Organizar una cumbre entre ellos, acompañados por nuestra hermana Rigoberta Menchú, por otros dirigentes como Adolfo Pérez Esquivel, por dirigentes sociales y sindicales y personalidades. Una gran cumbre para decir a nuestros pueblos: estamos juntos, unidos, y de esta manera defender la humanidad. Porque no tenemos otra alternativa: si queremos defender a la humanidad hay que derrotar el sistema, hay que derrotar al imperialismo estadounidense.

* Palabras pronunciadas en el encuentro En defensa de la humanidad, realizado la semana pasada en México.

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