CULTURA › EL REALIZADOR JUAN JOSE CAMPANELLA CON JOVENES SECUNDARIOS
Consejos de un verdadero experto
El director de “El hijo de la novia” charló durante dos horas, que quedaron cortas, con alumnos porteños que participan de la edición 2003 del concurso de cortos “Escuela, cámara... acción”.
Por Oscar Ranzani
Emocionado y entusiasmado Juan José Campanella, director de El hijo de la novia, dio una clase magistral en el Hoyts Abasto ante unos cuatrocientos estudiantes secundarios que participan junto a sus compañeros del segundo certamen “Escuela, cámara... acción”, impulsado por la Secretaría de Educación porteña. “Lamento que siempre me quedo con ganas de seguir”, subrayó el cineasta luego de dos horas de exposición, a lo largo de las cuales se refirió a cuestiones relacionadas con la creación de una historia, la reelaboración de un guión, el análisis de los personajes, el espacio, los conflictos y las múltiples miradas que pueden surgir a partir de un mismo tema como disparador de las acciones. Paralelamente a la conferencia del director de El mismo amor...la misma lluvia se proyectaron cinco cortometrajes que fueron analizados con minuciosidad por todos. La charla contó con la presencia de la flamante secretaria de Educación de la Ciudad, Roxana Perazza.
Están participando del certamen alumnos que están cursando los últimos años de 123 escuelas medias públicas de la ciudad, es decir, el 95 por ciento de los establecimientos educativos porteños. La propuesta apunta a que los adolescentes creen y desarrollen una historia de ficción y la ganadora será adaptada al formato de cortometraje y, posteriormente, exhibida en todas las salas de Hoyts, Village y Cinemark de la ciudad. El jurado estará formado por el propio Campanella, el guionista Fernando Castets y el cineasta Pablo Trapero junto con un representante de la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantalla (CAEM) y de la Federación Argentina de Productores de Cine (Fapca), entidades organizadoras junto a la dependencia porteña.
“En estas cuestiones que tienen que ver con la creatividad y con lo interno, llega un momento en que uno como alumno quiere aprender y espera que le den una fórmula de cómo hacer las cosas de la misma manera en que se resuelve un logaritmo. Uno puede transmitir algunas cositas de técnica, algunos principios básicos pero, en definitiva, van a tener que encontrarse con ustedes mismos”, señaló el realizador. “Y si en algún momento hay algo que sienten que les gusta, que les calienta, que quieren que esté en la historia porque les parece que tiene que estar y por ninguna otra razón que porque les resulta buenísimo, olvídense de todo lo que les dije”, agregó.
“Si uno está completamente seguro de la historia las cosas van saliendo solas desde el alma”, asegura Florencia, que cursa el ultimo año de la escuela técnica Delpini de Lugano. En tanto, Laura, del Comercial 15, confiesa que “nos dan la oportunidad de expresarnos y se toman con mucha responsabilidad y seriedad nuestra creación”. Laura rescata de la charla con Campanella “que nos haya transmitido la libertad que tenemos en esto. El nos habla un poco de las reglas que hay para escribir un guión pero nos deja crear. Nosotros podemos hacer cualquier cosa pero si lo hacemos verdaderamente con trabajo y creando nosotros mismos, hagamos lo que hagamos, va a estar bien”. Ingrid, del 3º año del Liceo Nº 3, comenta: “A mí me encanta este tema del cine porque yo quiero ser productora de cine. Y esta oportunidad me vino bárbara para engancharme más en el tema y poder expresarme después al sentarme a escribir una historia”. Su compañera, Leyla, dice que “más allá de todos los problemas económicos que haya, que nos estén ayudando a progresar, me parece bárbaro”.
Los organizadores aspiran a que se repita la buena repercusión que tuvo el concurso del año pasado en el que participaron alrededor de 20 mil estudiantes secundarios. En aquella oportunidad resultó ganadora la historia titulada Libre, escrita por adolescentes de la escuela Rodolfo Walsh, cuya trama giraba en torno de la relación casual que establecen un taxista intolerante y un joven pasajero con ideas progresistas y, en su esencia era un alegato contra el autoritarismo. El corto fue dirigido por Eduardo Mignogna y se exhibió en diciembre del año pasado en las salas de los tres complejos cinematográficos de Buenos Aires.