CULTURA
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Ese momento apropiado
En 1994, el escritor británico John Berger entrevistó a Cartier-Bresson. En ese momento, hacía ya veinte años que el fotógrafo había abandonado su Leica para dedicarse a dibujar. Tras afirmar ante su entrevistador que la fotografía “consiste en bajar el dedo en el momento apropiado, nada más”, el diálogo fluyó hacia ese “momento apropiado”: Berger trataba de entender cómo había hecho el hombre que tenía delante para capturar casi instintivamente escenas magníficas e irrepetibles. Lo que sigue es un fragmento de esa conversación, que empieza con una pregunta de Berger:
–¿Qué señala esa fracción de segundo decisiva?
–Prefiero hablar de dibujar. Dibujar es una forma de meditación. En un dibujo se añade línea a línea, trocito a trocito, pero nunca se está seguro completamente de cuál va a ser el todo. Un dibujo es un viaje inacabado hacia un todo.
–De acuerdo, pero para hacer una fotografía es necesario justo lo contrario. ¡Sientes el momento de un todo cuando llega, sin saber siquiera cuáles son las partes! ¿Esta sensación procede de un estado hiperalerta de todos los sentidos, de una especie de sexto sentido?
–¡El tercer ojo!
–¿No es un mensaje de lo que tiene delante?
Se ríe entre dientes –como hacen las liebres en los cuentos populares– y se levanta para buscar algo. Vuelve con una fotocopia en la mano.
–Aquí está la respuesta, por Einstein.
A continuación, lo que escribió John Berger:
–La cita está escrita de su propio puño y letra. Leo las palabras. Están tomadas de una carta de Einstein dirigida a la esposa del físico Böhr en octubre del ’44: “Tengo tal sensación de solidaridad con todo lo que está vivo, que no me parece importante saber dónde empieza o termina el individuo”.
Nota madre
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