DEPORTES › AGUANTO A RIVER Y LO BORRO DE LA SUDAMERICANA
Esta semana es toda de Racing
El equipo de Ardiles –que había ganado el partido de ida 1-0– supo aguantar a un River sin ideas ofensivas. En partido con pocas llegadas, sumó una nueva alegría tras la hazaña ante Boca.
Racing Club pasó a la segunda ronda de la Copa Sudamericana con lo justo. La mínima ventaja conseguida en el choque de ida suponía un resultado difícil de sostener en el Monumental. Pero el conjunto de Avellaneda se encontró con un River Plate sin ideas ofensivas y entonces obtuvo el cero a cero que le convenía. El empate le permitió al equipo de Ardiles clasificarse para enfrentar en cuartos seguramente a San Lorenzo de Almagro, que juega hoy la revancha con el Monagas de Venezuela.
Con el impasable Adrián Bastía como abanderado, Racing conservó con comodidad la diferencia. River no tuvo vigor ni ideas futboleras para dar vuelta la serie. Ahora el equipo de Pellegrini apostará todos sus fichas al Apertura, al que el chileno le dio prioridad. Racing, que había arrancado mal en el certamen local, decidió otorgarle mayor importancia a la Sudamericana y al menos tuvo el premio de acceder a la fase siguiente.
El primer tiempo fue muy aburrido. River insistió mucho menos de lo esperado en ataque y Racing apostó a un esquema conservador, por lo que el desarrollo no salió casi nunca de una tediosa monotonía. River tuvo un poco más la pelota, pero Cuevas no logró desequilibrar como volante por derecha y los movimientos de Damián Alvarez fueron previsibles. Además, al conjunto local le faltó apretar más a su rival. River llegó solamente en dos oportunidades. A los 7 minutos, Gerardo Bedoya sacó sobre la línea un tiro franco de Cuevas y, a los 26 Pipino habilitó a Fernando Cavenaghi, quien remató cruzado y afuera. Racing paró mucha gente en el mediocampo, le cerró los costados a River y dejó libradas sus posibilidades ofensivas a algún contraataque vía Mariano González, Peralta, Milito o Pavlovich. Pero todo muy tibio. También tuvo dos: a los 6 minutos, cuando un centro de Ramos cruzó todo el área sin que nadie pudiera empujarla, y al final, cuando Romero exigió a un Comizzo adelantado.
El desarrollo cambió un poco en la etapa final porque hubo más espacios. Lo más claro de Racing fue un tiro libre de Bedoya en el palo; lo de River, pese a los ingresos de D’Alessandro y Fuertes, no tuvo claridad y sólo registró dos claras: Fuertes en el palo y, ya en el descuento, un zurdazo a colocar de D’Alessandro que se fue apenas. Muy poco para un equipo que sumó gente en ataque pero no desbordó jamás.
Racing careció de precisión para definir algunos contragolpes y al final dejó a Belloso solo. Sin embargo, todo lo que trabajaron –tan bien– Bastía y Peralta alcanzó para aguantar y sonreír por segunda vez en tres días. Bárbaro.