“Hoy puedo decir que jugarán Riquelme y otros diez futbolistas.” La frase pertenece a Louis Van Gaal, y la pronunció en la conferencia de prensa de ayer, en la que anunció los jugadores convocados para el encuentro de esta tarde ante Lokomotiv de Moscú por la Champions League (televisa ESPN desde las 15.45). Claro que los dichos del entrenador holandés no significan un repentino enamoramiento del juego del crack argentino. No bien afirmó lo que en principio se podía suponer como un elogio, Van Gaal no tuvo reparos en admitir que la decisión de incluir a Riquelme tenía que ver con la necesidad de “atraer al público” al Camp Nou. Así sumó un capítulo más a una novela que parece tener un final de ruptura irremediable.
La lesión que sufrió Luis Enrique abrió una posibilidad para que Riquelme se gane un lugar entre los titulares. Sin embargo, con la libreta de Van Gaal eso no estaba garantizado. Sólo el descontento de los fanáticos por los tres partidos seguidos sin victorias (dos derrotas y un empate) y por el peor arranque en la liga en una década le otorgaron un espacio entre los once.
“Anuncio que juega Riquelme. Es un reclamo para que venga la afición, que tiene que seguir apoyando al equipo. Soy consciente de que con Riquelme en el campo vendrá más público”, comentó ayer Van Gaal, que en el lunes fue insultado por un grupo de hinchas por no incluir al argentino. “Cuando no ganamos es lógico que la afición quiera ver jugar a su ídolo, lo entiendo, pero también hay que saber que Luis Enrique está lesionado”, explicó el holandés, dejando en claro que no le interesan las condiciones futbolísticas de Riquelme.
Tras llegar como estrella y ser aclamado por los hinchas incluso antes de pisar el Camp Nou, la actualidad del ex jugador de Boca es bien distinta. No con los fanáticos, que lo idolatran a pesar de los pocos minutos que jugó. Pero para el entrenador pierde terreno día a día. El domingo, ante el Valladolid, el entrenador optó por otros cuatro suplentes antes que por Riquelme. Ante la ausencia del brasileño Motta, el elegido para reemplazarlo fue Gabri. Y ya con el Barsa en desventaja, los que ingresaron fueron Gerard, Geovanni y Rochemback, mientras Román se quedaba en el banco consolando a Gaizka Mendieta. Con la derrota consumada, Van Gaal se quejó de no tener un revulsivo capaz de cambiar la historia de un partido. Sentado en el banco, Román poco podía hacer...
Desde que Riquelme llegó a Barcelona, Van Gaal lo provocó tanto de manera pública como en privado. Cada vez que tuvo la oportunidad repitió que no había pedido su contratación, que Riquelme no era una estrella y que en Boca se destacaba porque todo el equipo jugaba para él. En un entrenamiento de pretemporada le gritó “Riquelme, tú no sprintas”, delante de todos los periodistas, porque el volante no hacía un ejercicio como el técnico pretendía.
Luego del partido ante el Brujas en el que el argentino jugó quince minutos, el holandés lo acusó de haber sido el causante del bajón del equipo. Incluso las veces en que quiso ser simpático, el holandés metió la pata. Cuando el ex jugador de Boca retornó a Barcelona después haber presenciado el nacimiento de su segundo hijo, el técnico lo recibió con un conjunto para bebé del club y una broma de mal gusto: “Agustín sí podrá ser titular”.
Del otro lado, Riquelme, hasta ahora, se movió con mucha moderación. Cada vez que lo consultaron respondió sentirse feliz por estar en Barcelona y recalcó que ante cada partido tenía la ilusión de ser titular. Sus gestos más ofensivos fueron escabullirse entre sus compañeros para evitar que Van Gaal lo saludara en medio del Camp Nou tras la victoria en el clásico ante el Espanyol y afirmar que, en el lugar del holandés, él se colocaría siempre entre los once. Claro que muchos piensan como el argentino. Desde Madrid, el brasileño Roberto Carlos aseguró que en su equipo Riquelme sería titular. Y personalidades tan diversas como JoanManuel Serrat, Diego Maradona o Josep Guardiola reclamaron más minutos para el crack.
Los diarios catalanes ya dieron su veredicto. “Demuestra lo que vales”, tituló Sport en su portada de ayer con una foto del argentino. “Riquelme no debe ser un problema, sino la solución”, añadió la publicación. “Van Gaal tozudo. Riquelme no tiene sitio en su libreta, ni se lo busca”, fue la tapa de Mundo Deportivo, que ilustró la derrota ante el Valladolid con una foto del banco de suplentes y el título: “Y Riquelme sentado”. A su vez, los medios de Madrid se regocijan con la situación y se preguntan cuánto tiempo tardará Riquelme en estallar. En una columna de opinión en las páginas de As Fabián Ortiz, un periodista argentino radicado en España, ya dio una posible fecha: en noviembre, cuando Anabella, la esposa de Riquelme, viaje para instalarse en Barcelona. “... Será cuando Román llegue del Camp Nou con gesto hastiado y busque consuelo en Anabella. Y ella, con maestría de mujer, le dirá, por fin, que mande a Van Gaal a la porra.”