Dom 27.01.2002

DEPORTES  › BOCA GOLEABA CUANDO SE SUSPENDIO POR INCIDENTES

Un festival que duró una hora

Notable producción de los suplentes de Boca ante un River sin respuestas. Dos goles de Carreño, la figura, Pérez y Delgado. Escándalo.

Con una sensacional tarea colectiva, con individualidades en altísimo nivel que disimularon a los ausentes y con una llamativa contundencia, Boca se estaba tomando revancha de River y lo goleaba 4-0 en Mar del Plata, hasta que incidentes entre simpatizantes y la represión policial desmedida obligaron al árbitro Héctor Baldassi a suspender el encuentro. Ariel Carreño, dos veces, Omar Pérez y Marcelo Delgado anotaron los goles de Boca, que exhibió una superioridad inimaginada hasta por el más fanático de sus hinchas.
Los primeros treinta minutos de Boca fueron para recuadrarlos. Presión en la mitad de la cancha, recuperación de pelota, toque, circulación, profundidad a partir de tres cuartos de campo, simpleza para llegar y definición. A ello le sumaba actuaciones individuales sobresalientes, como las de Omar Pérez, Gaitán o el juvenil Carreño. En cambio, River parecía parado. Lentos en el mano a mano, sin movilidad para buscar espacios y con imprecisiones en el trato del balón, los de Ramón Díaz lucían totalmente desconectados. Así, los tres goles de diferencia que había sacado Boca estaban más que justificados. Incluso, Comizzo tuvo una tarea destacada, que impidió que la goleada fuera aún más abultada.
Una muestra de lo que iba a ocurrir más tarde se vio en los primeros cinco minutos. A los dos lo tuvo Gaitán, uno más tarde lo perdió Carreño, pero al siguiente no perdonó: Engachó ante Lequi y definió de media vuelta, al primer palo de Comizzo. Ya en el arranque, Boca hacía méritos para estar en ventaja. Pero como no bajó el ritmo, el dominio del conjunto de Tabárez se tornó cada vez más ostensible. Así no sorprendió el segundo, cuando Pérez se tomó revancha del penal de Mendoza y anotó con el arco vacío, luego de una salvada de Comizzo ante Carreño.
River tuvo la chance de descontar enseguida. Sin embargo, Fonseca, el héroe de la noche de Mendoza, pasó a ser villano. El uruguayo ejecutó el penal suave, a la derecha de Caballero, pero el juvenil arquero de Boca tapó el remate de manera brillante. El impacto anímico que significaba un rápido descuento, al no producirse, tuvo un efecto inverso. Boca se terminó de consolidar, cada vez más seguro de sí mismo, mientras que River se arrastraba por el terreno, impotente ante la superioridad rival.
Hasta Delgado se sumó a la fiesta, convirtiendo el tercero con un remate desde la misma posición que tantas críticas había generado el miércoles, cuando había dilapidado varias ocasiones. River amagó con emparejar en los últimos quince, aunque esa mejoría también tuvo que ver con que Boca levantó un poco el ritmo. En el segundo tiempo, el trámite no se modificó, a pesar de los ingresos de D’Alessandro, Ledesma y Zapata. Boca siguió dominando y consiguió el cuarto en otra corrida de Carreño que le ganó a Rojas y remató a la derecha de Comizzo. Ya no hubo tiempo para más, porque la fiesta se empañó con los incidentes.

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