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› ARGENTINA LE GANO A JAPON EN SAITAMA CON UNA RAFAGA DE EFICACIA
Otra vez, madrugón con poco fútbol
Sin jugar bien pero sin sobresaltos, Argentina le ganó a Japón con goles de Sorin y Crespo en el arranque del segundo tiempo. Fue el mismo equipo del Mundial, en nombres y funcionamiento. Sobresalió Sorin y el conocido Takahara fue lo mejor de los locales.
En un escenario conocido, donde hace seis meses protagonizó un estrepitoso fracaso en la Copa del Mundo, Argentina puso en marcha la segunda parte del “ciclo Bielsa” con un cómodo triunfo por 2-0 sobre Japón, un rival entusiasta que claudicó ante la mayor categoría del seleccionado nacional. No dio para mucho más que eso. Por algo se empieza.
Tras un primer tiempo en el que los de Bielsa repitieron errores que supieron pagar caro en el Mundial, cambiaron la actitud en el segundo y resolvieron el pleito en dos minutos, con los goles de Sorin y Crespo tras jugadas generadas entre Verón y Ortega. Más allá del triunfo, la imagen que dejó el partido en el Saitama Stadium, escenario de la presentación en sociedad de la Argentina del nuevo ciclo Bielsa, es la de un equipo que reitera esquema y jugadores. Nada nuevo. Deberá ganar algo importante, trascendente, para retomar la confianza y el interés de la gente, escéptica respecto de las posibilidades futuras del plantel.
Nuevamente Verón tomó las riendas del equipo y sus intentos de asistir a Crespo y al Piojo López recién surtieron efecto en el segundo tiempo. En la etapa inicial la movilidad del mediocampista del Manchester –muy marcado y fastidioso por las infracciones– no alcanzó para sorprender a los locales. Entre la velocidad sin precisión de los japoneses, que no contaron con cuatro de sus jugadores titulares (el talentoso Idetoshi Nakata, entre otros) y la actitud argentina de esperar y salir sin el cambio de ritmo necesario, el primer tiempo se fue sin emociones.
Japón generó la situación más clara de la etapa con una acción de Takahara. El delantero, de paso breve por Boca, recogió lo que pretendió ser un remate de Nakamura, giró y remató apenas desviado junto al palo derecho de Cavallero. En tanto, Argentina contó con el empuje de Sorin, útil para emparejar las acciones y generar un par de tiros de esquina que no pudieron ser capitalizados. En la única situación clara, a los 43 minutos, Sorin sacó un potente remate desde afuera que manoteó Narasaki.
Lo mejor de Argentina llegó en el segundo tiempo, cuando en dos minutos se juntaron Verón y Ariel Ortega para definir el partido y sentenciar el pleito ante un rival que se resignó fácil y no esbozó siquiera una protesta futbolística. Al minuto Verón ejecutó rápido un tiro libre para Ortega y el delantero del Fenerhbace turco asistió a Sorin, quien definió de media vuelta dentro del área chica y con la complicidad de un defensor. Enseguida llegó el segundo gol, con otra habilitación de Verón para Ortega, quien envió un centro exacto para la aparición de Crespo, cuyo frentazo cruzado se transformó en el 2-0 y aseguró el resultado. Crespo cumplió con su cuota. El partido entró en un pozo porque Japón –que hizo varios cambios– no podía y Argentina tampoco forzaba el trámite. Los reemplazos fueron los previsibles: Kily González por el inexpresivo López y –recién a los 27 minutos– Saviola en lugar de Ortega. El ingresado intentó juntarse con Verón, aunque sus pretensiones no llegaron muy lejos. Sobre el final entraron también Solari y Pochettino, pero los que podrían haberle cambiado la cara al equipo, dándole más fútbol, pausa y compañía para Verón; es decir, Aimar y Riquelme, lo estaban mirando por tevé desde España.
Sin dudas el seleccionado nacional quedó marcado por lo que sucedió en el último Mundial y deberá generar una nueva ilusión para hacer olvidar tamaño desencanto. Habrá que esperar. Los cambios, profundos o incluso sólo de nombres, quedaron postergados para más adelante.
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