“No podía quedarme en casa y ver cómo todos los demás se preparaban para correr.” Marcos Patronelli, el único argentino que ganó el Rally Dakar, confirmó ayer a este diario, un mes después del tremendo accidente que sufrió entrenándose con su cuatriciclo Yamaha, que tomará parte de la extenuante prueba, aunque sin la intención de defender su título. “Estoy al 80 por ciento, me hubiera faltado una semana más de entrenamiento, pero voy a salir a ayudar a mi hermano Alejandro”, señaló el piloto de Las Flores, una de las figuras argentinas del Dakar, que así recupera otro motivo de interés para el público local.

Patronelli confirmó que en el accidente, un mes atrás en General Alvear, se fracturó “los peronés de ambas piernas y una clavícula” y que recién “hace cuatro días” volvió a caminar. “Pero desarrollé un sistema con el cual puedo correr sentado en el cuatri el 90 por ciento del recorrido, y eso me va a permitir participar” pese a las graves lesiones.

“En la vida hay que arriesgar”, sintetizó el piloto, que confesó, de paso, que en los primeros días, tras el accidente “quería largar todo, le decía a mi hermano que no corriera. Me preguntaba para qué, si yo tengo una industria, una familia, a quién le quería ganar si yo ya había logrado la victoria. Pero pasaron los días, la recuperación fue firme y volví a animarme”. Patronelli contó que desde el accidente sólo se entrenó “el viernes de Nochebuena, unos 170 kilómetros a bordo del cuatriciclo. Pero durante el período de convalecencia en que no podía caminar, me mantuve en el gimnasio de mi departamento”.

Segundo en la edición 2009, ganador en el 2010, Patronelli había generado una enorme expectativa en torno suyo, tanto de sponsors como de los organizadores, que lo ven como un emblema nacional de la prueba esencialmente africana. Esa construcción se vino abajo con el accidente, y aún hoy, aunque el piloto confirma su participación, está lejos de suponer que su físico resistirá los 9000 kilómetros de la vuelta. “Si llego a la cuarta o quinta etapa, veré cómo sigo”, deslizó en un momento.

Después del accidente, provocado cuando al cuatriciclo se le salió una rueda, Patronelli reclamó una máquina similar a la que usó en la edición 2010, en enero pasado, para alejar el temor de una nueva rotura.

“A los rivales los tenía estudiados, pero ya me olvidé de todo eso. No salgo a competir”, señala Patronelli, pensando que su momento de gloria será “la largada en el Obelisco. Imagino lo que va a ser la locura de la gente”, arriesga. Un momento soñado de indudable repercusión mediática al que es difícil renunciar voluntariamente. Al menos, la primera etapa hasta Victoria es toda sobre asfalto...

Como para despistar, señaló además: “Yo voy a hacer mi carrera y a acelerar al máximo. En un Dakar muchas veces sirve más la experiencia que la capacidad conductiva”. Su hermano Alejandro, que fue segundo en la edición de este año, subrayó el espíritu de la apuesta: “Sabemos que Marcos tiene que ir tranquilo y vamos a tratar de dar la vuelta. La idea es llegar y cumplir el desafío”.