Martes, 15 de marzo de 2011 | Hoy
Con bastante susto, Huracán derrotó 2-1 a Quilmes
Huracán sacó adelante un partido que le valió más de tres puntos. No porque haya sido ante Quilmes, un rival directo en la lucha por no descender. La relevancia de la victoria estuvo en el aspecto anímico, ya que un empate en un partido que parecía controlado cuando se imponía 2-0 a menos de un cuarto de hora del final hubiese sido un mazazo para un plantel golpeado y con muchos jóvenes. Para Quilmes, el efecto “Caruso Lombardi” no fue suficiente, aunque el equipo mostró mucho amor propio en el cierre del partido.
El partido resultó flojísimo, con muchos nervios y demasiadas imprecisiones por parte de los dos equipos. Sin embargo, los groseros errores defensivos de Quilmes abrieron el partido, casualmente por apuestas del nuevo entrenador. Primero el que falló fue el arquero Trípodi –reemplazante de Galíndez–, en un centro bajo de Machín que parecía muy sencillo. Sin embargo, el rebote del guardavallas le quedó servido a Zárate, que no dilapidó el regalo. Y ya en la segunda mitad, la falla la cometió Sebastián Martínez –otro que estaba borrado–, que pifió de manera grosera ante un remate de Machín que había dado en el palo. Esta vez la pelota le cayó servida a Cámpora, quien sumó así su tercer gol en el club.
En un partido tan cerrado y con tan poco fútbol, dos goles de diferencia parecían una ventaja indescontable. Sin embargo, una falla de Matías Quiroga en un cierre le dejó el balón a Cauteruccio, que descontó con un remate bajo y violento. Entonces, a Huracán le aparecieron todos los fantasmas y los últimos diez minutos los jugó en su propia área, pese a que el único argumento de Quilmes eran los pelotazos frontales. Pero el equipo de Pompei zafó de los miedos y, por eso, sumó más que tres puntos.
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