Así como ocurrió hace pocas semanas con Juan Román Riquelme, ayer fue el turno de Martín Palermo para recibir una estatua en su honor en el Museo de la Pasión Boquense. “Boca me dio muchas emociones”, resaltó el máximo goleador de la historia del club de la Ribera luego de descubrir su homenaje en una escultura de más de tres metros de altura y rodeado por la ovación de los socios e hinchas que le cantaron repetidamente la canción “Muchas gracias, Palermo”.

El ex futbolista ya había sido objeto de una fiesta en su nombre cuando jugó su último partido en la Bombonera, en ocasión del partido que el equipo que dirige Julio César Falcioni disputó por la fecha 18 del Clausura ante Banfield, en el semestre pasado. Allí, entre otros obsequios, se le regaló un arco de la cancha con una placa recordatoria.

Ayer fue el turno para una estatua, y en el acto estuvo presente el presidente del club, Jorge Ameal, quien ofició como una suerte de maestro de ceremonias. “Más allá de todas las diferencias políticas que tenemos, Martín nos une. Sos un ejemplo de vida y humildad. Esta estatua es tu entrada a la historia, al museo. Vos ya estás en el corazón de toda la gente”, aseguró el dirigente.

Por su parte, Palermo no perdió oportunidad para bromear frente a su homenaje: “Me gusta porque no resalta tanto la nariz”. Por lo pronto, la escultura muestra no sólo el significado de la imagen del goleador sino que también envuelve ciertas precisiones, pues mide 3,06 metros, unos 306 centímetros que simbolizan cada tanto convertido por el ex delantero con la camiseta azul y amarilla. En cuanto al material con que se construyó, la obra está hecha en un 85 por ciento de resina, y un 15 por ciento con incrustaciones de acero puro, protegido con distintas técnicas de conservación para que no sufra daños por el paso del tiempo.