Fiel a cada una de sus virtudes y cada uno de sus defectos de siempre, Marcos René Maidana (63,300 kg) inauguró con una victoria a su estilo su segundo ciclo como campeón superligero de la Asociación Mundial. A los 2 minutos y 48 segundos del 4º round noqueó al ruso radicado en España Petr Petrov (63,150 kg) y se abrió paso rumbo a lo que verdaderamente le importa: una revancha unificatoria ante el mexicano Erik Morales, campeón de la misma categoría pero en la versión del Consejo que, por lo que se sabe, podría armarse para la primera quincena de diciembre.

Las 5000 personas que en la madrugada del sábado le dieron fervoroso marco al estadio de la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester vieron a Maidana tal como es: tan lento y agarrotado como vehemente y poderoso. Sin desbocarse en procura de una definición rápida y categórica. Pero determinado e inflexible a la hora de resolver un desarrollo en el que siempre hubo dominado y dominador. Todo se resolvió sin sutilezas, a base de potencia. Y acaso en ese ítem, en este momento nadie sea más que el santafesino en el mundo de las 140 libras.

El tema es que en los otros aspectos, a Maidana se lo ve estancado. Parece haber llegado a un techo que resulta demasiado bajo. Y ya resulta una utopía exigirle mayor velocidad en la concepción y ejecución de sus descargas o una creatividad superior. Maidana es esto que se viene viendo en sus últimas peleas. Y en este contexto habrá que evaluarlo de aquí en adelante si no se lo quiere someter a exigencias irreales.

Siendo tal cual es, el noqueador santafesino arrasó al digno retador ruso radicado en España y se anotó su 28º triunfo antes del límite. Ahora, para volver a ganarle al experto Morales o para tomarse desquite del inglés Amir Khan, el supercampeón de la categoría deberá hacer algo más. Y es en este punto exacto donde empiezan las dudas de cuánto hilo tiene Maidana en el carretel para ser más grande de lo que ha sido hasta aquí.