Matías Almeyda necesitó realizar cinco modificaciones para que su River recuperara la memoria. La drástica medida le permitió ganar luego de tres empates consecutivos y así volver a la cima de la B Nacional. Los goles en el complemento de Funes Mori y Juan Manuel Díaz fueron suficientes para que el elenco de Núñez venciera 2-0 a un Gimnasia deslucido, que luego de un penal fallado por Vargas al inicio, se desvaneció.

El encuentro poco se asemejó a lo que fue el último cruce de ambos equipos en Primera División cuando empataron 0-0, en un trámite sin jugadas de riesgo y mucha lentitud para manejar la pelota. Aquel choque, con Juan José López y Angel Cappa en los bancos de suplentes, se caracterizó por los temores a perder, con la sombra del descenso detrás.

Ayer la realidad fue completamente opuesta. En el Nuevo Gasómetro los dos planteles fueron por el triunfo y esa intención se vio desde el comienzo con unos diez minutos iniciales frenéticos. Funes Mori falló por duplicado, la más clara cuando tuvo, prácticamente, un penal en movimiento y Monetti tapó un remate a quemarropa.

La respuesta del elenco platense no se hizo esperar. Primero con un disparo de Alan Ruiz que rozó el palo, y luego con un desequilibrio por la banda derecha del mismo mediocampista, que terminó con una buena atajada de Chichizola. Pero en el rebote, Vizcarra tomó la pelota y el uruguayo Díaz se lo llevó por delante. El árbitro Toia cobró penal, y allí, el arquero volvió a lucirse tras el derechazo potente de Vargas.

Sin embargo, el combustible que imprimió esa velocidad se acabó rápidamente. Y el encuentro pasó a ser friccionado. La muestra estuvo cuando Ruiz, la figura del visitante, debió salir lesionado a la media hora. El fútbol no aparecía, y los golpes eran una constante.

Así se fue la etapa inicial, pero cuando parecía que el complemento seguía con la misma sintonía, Funes Mori se encargó de modificar la idea. Para el delantero, la tercera fue la vencida: tomó la pelota fuera del área y fusiló a Monetti para abrir el marcador. Con la ventaja, River empezó a jugar con la desesperación del rival. Por eso no extrañó que, frente a un Gimnasia desorientado, el segundo no tardara en llegar. Fue a los 68 minutos con un cabezazo certero de Díaz. Un mazazo del que el equipo platense no pudo recomponerse.

En lo que quedó del segundo tiempo, River se dedicó a defender el resultado con la pelota a los pies y a esperar que el reloj siga corriendo. El conjunto de Núñez volvió al triunfo y ascendió, después de un par de jornadas, a lo más alto de la B Nacional.