DEPORTES › LA FIESTA TUVO DE TODO, HASTA LA MARCHA PERONISTA

Todos unidos festejaremos

Racing vivió su gran fiesta. Con un estadio completo desde muy temprano, con banderas, globos, camisetas y todo distintivo del club que sirviera para identificarse. Con la presencia de viejas glorias de todos los tiempos que le dieron un aire nostálgico a la celebración. Con la participación de figuras más contemporáneas, que se llevaron las mayores ovaciones de la tarde-noche. Así Racing festejó sus primeros cien años, mezclando a Ezra Sued con Gustavo Costas, al Bocha Maschio con Roberto Perfumo, a Federico Sacchi con Claudio García, pero también a Fernando Marín con Julio Grondona... Una fiesta a pura emoción, aunque también con algunos puntos incomprensibles.
“U-ru-gua-yo, U-ru-gua-yo.” El grito baja desde la tribuna cuando Rubén Paz amaga dos veces, deja tirado a Landaburu y convierte uno de los goles con que Racing le ganó 3-0 a un combinado del Resto de América. Es que la imagen retrotrae el tiempo quince años, cuando el uruguayo comandaba al equipo que ganó la Supercopa. “Cuando me invitaron, me puse muy feliz, pero nunca me imaginé todo lo que pasó”, señaló Paz, que dejó en claro que su calidad perdura a pesar de los años.
“Esto es fantástico. Es un gusto estar acá”, afirma Juan Carlos Cárdenas, justo un momento antes de ingresar al partido. Ya en la cancha, el Chango convirtió un golazo que a partir de ahora puede reemplazar al histórico zapatazo ante el Celtic en el Centenario. Desde un ángulo cerrado y ante el achique de Landaburu, Cárdenas picó la pelota por encima del arquero. Ya el partido da para todo. Para que el Pibe Valderrama, una de las figuras extranjeras, se pare de cuatro. O para que Ubaldo Fillol demuestre que sus reflejos en el arco están intactos. Se juega al “paso a paso”, diría Reinaldo Merlo, el último técnico campeón también presente con un elegante traje oscuro.
El amistoso es historia y todos los participantes reciben sus merecidas medallas, además de la ovación de la gente. Luego surge el turno de los chicos de inferiores, que enarbolan dos banderas gigantes y el escudo del club. También comienzan los fuegos artificiales. Sin embargo, por momentos, la fiesta roza lo grotesco. Como cuando la Fanfarria Alto Perú toca la marcha peronista, a la espera que los hinchas respondan con el clásico “Brillará blanquiceleste/la Academia, Racing Club”. El único problema fue que la música no se correspondía con la parte que cantan los fanáticos. Tampoco tuvo el efecto esperado el estreno del nuevo himno del club, entonado por tres tenores y compuesto por Florencia Marín, la hija del gerenciador de la entidad.
Más allá de los lunares, a los hinchas poco les importó. Ellos armaron su fiesta, vivaron a sus figuras actuales, recordaron a sus ídolos de antaño y cantaron contra Independiente. Una celebración completa.

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