[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Parece que llegó el final. Su Majestad, Michael Jordan, el mejor jugador de todos los tiempos, disputará esta noche su último partido como profesional, cuando su equipo, Washington Wizards, visite a Philadelphia Sixers, en la jornada de cierre de la fase regular de la NBA. El encuentro se jugará en el First Union Center a las 20 y será televisado en vivo por ESPN. Será la ocasión ideal para presenciar las últimas demostraciones de un deportista genial, un competidor sin límites. Un individuo que revolucionó un deporte a nivel mundial.
Cuando se supo matemáticamente que los Wizards no tenían más chances de acceder a los play offs de esta temporada, también quedó claro que esta noche sería la última oportunidad de disfrutar del 23. Es que ahora ya parece que no hay tiempo para una vuelta atrás, como ocurrió con sus dos retiros anteriores. Pasados los 40, para Jordan su tercer retiro, se supone, será el definitivo. La duda sólo está planteada por una mezcla de nostalgia a cuenta y por la capacidad de sorpresa a la que Jordan acostumbró a sus seguidores. “Ha sido muy divertido. Esta vez la retirada es definitiva”, aseguró Jordan.
Esta noche será la despedida oficial. Como su orgullo no lo permitía, no quiso que en cada estadio le tributaran un homenaje durante toda la temporada, como la NBA acostumbra a realizar con sus grandes figuras. Para él, cada juego era más importante. Ayudar a los Wizards a llegar a las finales era su obsesión. No le importaba nada más que ganar, como a lo largo de sus quince años de carrera. “No quería ser la estrella en cada lugar porque eso podía afectar la concentración del equipo. No quiero restarle importancia a lo más importante, que es el juego en sí. Tampoco quería dar a los rivales una motivación más para ganar. Además, no es mi estilo, no necesito ir a cada pabellón a decir adiós porque no me estoy muriendo. Voy a seguir formando parte de la NBA y quiero que mis compañeros sigan haciendo su trabajo”, explicó en su última entrevista como jugador a la página oficial de la Liga.
Cuando mañana se despierte como un ex jugador, sus números indicarán que obtuvo 6 títulos de la NBA: 91, 92, 93, 96, 97 y 98, todos con Chicago Bulls. También marcarán que en cinco temporadas lo eligieron el jugador más valioso de la serie regular y en seis ocasiones lo nominaron como el mejor de las finales. A eso se le puede agregar diez títulos de goleador de la serie regular, siete de ellos consecutivos, diez menciones en el equipo ideal y nueve en el equipo defensivo de la liga, trece presencias en el juego de las estrellas y miles de distinciones menores. Además, entre sus logros figurarán el campeonato universitario con North Carolina State en 1982 –para variar, anotó el doble del triunfo– y dos medallas doradas en los Juegos Olímpicos. La primera fue en Los Angeles ‘84, previo a su desembarco en la NBA. La segunda se dio en Barcelona ‘92, cuando integró el Dream Team, el mejor equipo de básquet de la historia. El básquet ya lo extraña. Se va su mejor intérprete.