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Todos los equipos abogan por la cautela y ninguna escudería se arriesga a pronosticar lo que ocurrirá cuando los semáforos se apaguen el domingo en Australia y dé comienzo el primer Gran Premio de la temporada de Fórmula 1. Nadie lo sabe o al menos nadie se atreve a decir quién ganará la primera carrera del año. “Realmente no lo sé”, señaló el piloto británico Lewis Hamilton, de la escudería McLaren. “Es difícil saber dónde estamos”, comentó el compañero y compatriota de Hamilton en McLaren, Jenson Button. “No tengo ni idea de en qué punto nos encontramos”, coincidió el finlandés Kimi Raikkonen, de la escudería Lotus y que regresa al Mundial de Fórmula 1 dos años después. Y así todas las escuderías de la parrilla.

Los jefes de equipo coincidieron en una encuesta realizada por la agencia DPA en que la competencia será muy apretada y nadie se atrevió a pronosticar el piloto que subirá a lo más alto del podio en el primer Gran Premio. Como ya es costumbre, el rival a batir en Australia será el alemán Sebastian Vettel, actual campeón del mundo y ganador el año pasado en el circuito de Albert Park, en Melbourne. Pero la precaución también reina en el equipo del doble campeón del mundo. “Las primeras carreras mostrarán la tendencia. Antes no creo que sea posible”, dijo precavido el alemán.

Quizá por ello el alemán decoró su coche en Melbourne con una muñeca de la reina Isabel II, fiel al color lila de sus vestimentas y con un gesto altanero hacia la competencia.

El año pasado, Vettel obtuvo la victoria en Australia y luego se proclamó campeón del mundo. Lo mismo hicieron en su momento el español Fernando Alonso, el británico Jenson Button y el alemán Michael Schumacher, que lo logró en cuatro ocasiones: 2000, 2001, 2002 y 2004, todas ellas con la escudería Ferrari. Schumacher comienza su tercera temporada con Mercedes con un entusiasmo desenfrenado. “Tenemos nuestra meta y no es otra que llevar a Mercedes a la victoria. Para eso vine y lo quiero alcanzar”, dijo el siete veces campeón del mundo. El alemán no gana una carrera desde el 1º de octubre de 2006, último día también en que subió a un podio. En esa fecha ganó el Gran Premio de China y fue su victoria número 91 en la Fórmula 1. El nuevo bólido de Mercedes, el F1 W03, alimentó las esperanzas de victoria de Schumacher y de su compañero de equipo, el alemán Nico Rosberg. Pero el jefe de la escudería, Ross Brawn, no levanta los pies del suelo. “Es un poco optimista”, comentó sobre la posibilidad de poder ganar en Australia. “Nos hemos preparado lo mejor que hemos podido, pero ahora tenemos que esperar a las tres o cuatro primeras carreras para ver dónde estamos”, dijo el director deportivo de Mercedes, Norbert Haug.

En Ferrari también son cautelosos sobre el comportamiento de su nuevo coche. “Sabemos que tenemos que llegar a noviembre con un punto más que el segundo”, comentó Alonso, que cuenta con la presión de ganar el primer Mundial para Ferrari desde 2007, cuando lo logró Raikkonen. “Quizás esta carrera no seamos tan rápidos como otros equipos, pero queremos ser campeones del mundo en noviembre”, aseguró el doble campeón mundial, que añadió que “tarde o temprano” su equipo acabará ganando carreras.