La victoria de Boca ante Argentinos fue tan justa como discutida. Es que el equipo de Julio Falcioni, sin brillar, fue más que su adversario e hizo méritos suficientes para ganar, pero el tanto del triunfo lo consiguió en una jugada que debió ser anulada por posición adelantada de Cvitanich, autor del tanto. Pero al campeón nada le importó y gracias a estos tres puntos llegó a la mitad del torneo como líder. Así arrancará una seguidilla clave en busca de los tres objetivos: la Copa Libertadores, el Clausura y la Copa Argentina.

Boca no había podido cruzar la mitad de la cancha cuando ya tenía un gol en contra. Oberman ejecutó un corner muy corto al primer palo, donde Pablo Hernández anticipó a Erbes y dejó sin chances a Orion. El impacto rápido dejó bastante golpeado al conjunto de Falcioni, que tardó una media hora en reaccionar. En ese pasaje no pudo manejar la pelota, le costó generar peligro y pasó más de un sobresalto en su área, pese a que Argentinos ya estaba programado para defenderse y cuidar su arco.

Recién en el último cuarto de hora Boca pudo empujar a Argentinos contra su valla y generar peligro. Con un poco más de participación de Riquelme y con la voluntad de Cvitanich, al local le alcanzó para dominar el trámite y generar cuatro ocasiones claras: primero Ojeda le tapó de manera notable un cabezazo a Cvitanich; un minuto después el arquero mandó al corner una entrada de Silva tras una habilitación de Riquelme; de ese envío Roncaglia metió un cabezazo en el travesaño; y por último Erviti disparó apenas desviado tras un toque de Cvitanich. Por eso, cuando Insaurralde capturó un rebote de Ojeda –luego de un cabezazo de Silva– y señaló el empate en el final del primer tiempo el resultado se ajustaba más a lo que habían mostrado ambos equipos durante la etapa.

Con la misma actitud, Boca salió a la segunda parte a buscar el triunfo. Sin embargo, la claridad no era su punto más alto, por lo que Ojeda no pasaba grandes problemas. Entonces, llegó la maniobra clave: Riquelme ejecutó un tiro libre y Cvitanich picó un paso adelantado para meter un cabezazo de pique que dejó sin chances al arquero. Al líder se le simplificó el trámite, al tiempo que a Argentinos se le complicó demasiado. Para colmo, un rato después Berardo le metió un planchazo a Ledesma y dejó a su equipo con diez. Más allá de un cabezazo de Escudero que salió cerca, el conjunto de Astrada inquietó poco. Y quedó expuesto a las réplicas de Boca, que no llegó al tercer gol de milagro, cuando Mouche habilitó a Silva, pero el goleador le acertó a las manos de Ojeda con todo el arco a su disposición.