DEPORTES › QUILMES LE EMPATO A SAN LORENZO EN LA ULTIMA JUGADA DEL ENCUENTRO
El equipo de Boedo volvió a decepcionar con otra actuación deslucida y continúa en puestos de descenso. Los goles del local fueron convertidos por Ruiz y Aguiar, mientras que para los del sur marcaron Cauteruccio y Mandarino.
› Por Daniel Guiñazú
Se fue Caruso Lombardi, llegó Pizzi y todo está igual en San Lorenzo. Siguen sin darse los resultados, la ansiedad de la gente es un potro que galopa desbocado y después del empate de ayer 2-2 ante Quilmes, el equipo quedó en zona de descenso en medio de miles de silbidos e insultos azulgranas. Como si el crédito del nuevo cuerpo técnico se hubiera agotado en apenas dos partidos y este ciclo fuera una continuidad de aquél.
Casi en la última pelota de la tarde, Quilmes atrapó la igualdad. Un corner desde la derecha de Cristian Insaurralde fue cabeceado por Germán Mandarino y la pelota que entró burbujeando hasta el fondo del arco de Pablo Migliore le abrieron paso al malestar generalizado. San Lorenzo jugó bien sólo en los últimos veinte minutos de la etapa inicial. En una ráfaga contundente, de los 25 a los 29, primero empató con un zurdazo cruzado a la carrera de Alan Ruiz tras un gran pase de taco del uruguayo Aguiar y luego pasó a ganar con una pared entre Aguiar y Ruiz que el buen volante oriental resolvió con acierto ante la salida del arquero Trípodi.
Tras el 2-1, hubo un rato más de felicidad para el pueblo sanlorencista en ese primer tiempo. Ruiz siguió manejando los hilos, Aguiar continuó imponiéndose en el medio con movilidad y criterio y Mirabaje acentuó las diferencias bien abierto sobre la izquierda. La pelota corría a ras del piso, pasaba bien de pie a pie, el equipo se agrupaba para afirmarse en su tenencia y la gente aplaudía las diferencias entre este San Lorenzo de Pizzi y aquel de Caruso.
Quilmes (que se había puesto en ventaja a los 13 minutos con un gol de cabeza de Cauteruccio) pudo haber terminado empatando esos buenos 45 minutos iniciales: Buffarini, desperdiciado como lateral derecho, le cometió un penal innecesario a Mansilla y Migliore le detuvo el tiro a Cauteruccio. Pero esta ocasión desaprovechada en el cierre del primer tiempo fue el punto de partida de la reacción cervecera en el segundo.
Desde el banco, los técnicos también jugaron su partido. Y De Felippe estuvo mejor en sus movidas que Pizzi. Mientras el de Quilmes acertó con la entrada de Mandarino por Romero y arriesgó sacando a un defensor (Carli) por un delantero (Elizari), Pizzi desmembró a su equipo con la salida de Ruiz por Mirabaje para que Buffarini vuelva a ser volante por la derecha y el innecesario ingreso de Piatti (jugó diez minutos y volvió a salir lesionado).
De todos modos, San Lorenzo tuvo al menos cuatro oportunidades para rematar el resultado a su favor. No las aprovechó. Y como Quilmes peleó y jugó el partido hasta el final, acabó pasando lo que pasó. A San Lorenzo le empataron de última un partido que pudo haber ganado y todas las broncas y los miedos azulgranas explotaron al mismo tiempo.
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