Manuel Pellegrini quedó entre la espada y la pared. A su contrato con River le quedan cinco semanas de vigencia y sólo la conquista del título del Clausura –un objetivo de segundo orden, dado que los cañones apuntaban, como en Boca, a quedarse con la Libertadores y jugar la Intercontinental– podría ser operativo para la renovación de la confianza. Pellegrini fue el único que dio la cara a la llegada de River a Buenos Aires, tras la eliminación en Colombia ante el América, pero ignoró esas cuestiones. El domingo lo espera Boca, agrandado y en la Bombonera. Difícilmente el partido más propicio para iniciar un repunte anímico.
Pellegrini admitió que la caída de su equipo significa “mucho dolor” por las esperanzas que tenía depositadas en la Libertadores. “Ahora lucharemos por el campeonato”, señaló. No tendría otra alternativa si pretende sostenerse en el club, y para eso estaría pensando en algunos cambios para el superclásico del domingo.
“El equipo estaba pasando un gran momento y preparado para llegar a instancias superiores en la Copa –repuso Pellegrini–, pero se cometieron errores y nos costaron tres goles en pocos minutos”, lamentó Pellegrini.
El entrenador reconoció que su equipo se superó en la segunda parte y que “había descontado, poniéndose cerca del 3-2, pero no pudo ser”, se lamentó.
“Perdimos por errores futbolísticos aunque también hubo cosas extrafutbolísticas, y eso siempre es una vergüenza”, comentó el técnico en alusión a los incidentes entre los jugadores de River y el entrenador de América, Fernando Castro. “Esas cosas pasan cuando se usan todo tipo de artimañas para ganar”, repuso el entrenador quien, según allegados, habría quedado muy contrariado con las actitudes de los futbolistas que se hicieron expulsar, los hermanos Husaín y Ariel Garcé.
Sea como fuere que arme el equipo, el partido del domingo ante Boca será crucial para la suerte del técnico, porque ya corren versiones sobre su continuidad, y otras actitudes –como la negativa de Reinaldo Merlo a hacerse cargo de San Lorenzo– agregan fuego a la hoguera de estas vanidades técnicas.
La sensacional victoria sobre el Corinthians, lograda en el Morumbí de San Pablo hace apenas dos semanas, parece que hubiera ocurrido años atrás. La buena campaña que hizo River después de un comienzo vacilante en el Clausura, incluida una racha de nueve triunfos consecutivos, es un contrapeso insignificante ante el desafío de la Bombonera. Y ante la perspectiva de que acaso River no lo supere, se cruzan rumores sobre la ropa del entrenador, y sobre quién, eventualmente, vaya a ocupar su puesto.
Precisamente, aunque la decisión de Merlo de rechazar la oferta de San Lorenzo pueda haber sido provocada por “una oferta prioritaria de España”, como se encargó de señalar el entrenador que sacó campeón a Racing después de 35 años, la falta de datos concretos sobre el particular alimenta las versiones. Incluso hubo varios que se preguntaron si Oscar Ruggeri o quienes lo manejan no se apresuraron a cerrar trato con Independiente.