Fue la niña prodigio del tenis mundial, pero tras una fugaz carrera enfrentó más de un problema con la ley y el orden. Ahora, a los 36 años, Jennifer Capriati puede ser arrestada tras la denuncia de un ex novio por acoso y lesiones el pasado 14 de febrero, el Día de los Enamorados.

La policía de North Palm Beach, en Florida, informó que ese día Capriati increpó al ex golfista Ivan Brannan, de 28, en un gimnasio de la ciudad, antes de golpearlo “con el puño cerrado cuatro veces en el pecho”. Un instructor de yoga evitó que la ex tenista siguiera golpeando a Brannan, que se encerró en el vestuario masculino y desde allí llamó a la policía. “Era muy evidente que temía (ser objeto de) daño físico”, dijo el informe.

La propia Capriati defendió su comportamiento en Twitter. “Empujé a un hombre que me estaba agrediendo verbalmente para alejarlo de mí. Este hombre me ha estado atormentando y abusándome por mucho tiempo. La verdad prevalecerá”, tuiteó.

Nacida en 1976, Capriati se hizo profesional en 1990, a los 13 años, y llegó a semifinales de Roland Garros esa misma temporada, que terminó como top-ten. Su tenis era potente y agresivo, sin golpes exquisitos. En 1992 se quedó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, y al año siguiente, después de haber ganado seis títulos, dejó de jugar.

Allí comenzaron sus problemas: fue arrestada en 1993 por asaltar una tienda y en 1994 por consumo de marihuana. Regresó al tenis en 1996, a los 20 años, y tras un retorno vacilante alcanzó el número 1 en 2001, tras ganar Australia y Roland Garros. Un problema en un hombro la hizo retirarse en 2004, después de acumular 14 títulos singles, tres de ellos de Grand Slam, y uno en dobles. A lo largo de su carrera ganó más de 10 millones de dólares. Había jugado 646 partidos en singles, de los cuales triunfó en 470.

Brannan, que fue novio de Capriati desde mayo de 2011 hasta febrero de 2012, dijo a la policía que la ex tenista comenzó a acosarlo poco después de que terminaran la relación. Luego presentó a la policía documentación de otros siete altercados con ella. Contó que en enero ella lo llamó por teléfono 50 veces en un solo día y luego golpeó los vidrios de su lugar de trabajo.