Mié 13.03.2013

DEPORTES  › VéLEZ SUPERó A PEñAROL EN UN AMALFITANI VACíO

El arco no estaba tan cerrado

El encuentro se jugó a puertas cerradas, pero el arco del equipo uruguayo se abrió en el segundo tiempo por la eficacia del equipo local, con los goles de Insúa y Copete. Con este resultado, Vélez lidera el Grupo 4.

Dos pelotas detenidas le bastaron a Vélez para dar vuelta el marcador ante Peñarol y ubicarse, solo, en la cima del Grupo 4, con nueve unidades. Perdía por la mínima, y con un tiro libre de Domínguez y un penal de Insúa se puso arriba. Sobre el cierre, un cabezazo de Copete puso el 3-1 final. Ahora Vélez suma 9 puntos, contra 6 de Peñarol y Emelec y 3 de Deportes Iquique, que ayer perdió a su entrenador, Christian Díaz.

El visitante salió decidido a vengarse de la derrota de la semana pasada en el Estadio Centenario y planteó un juego de igual a igual ante el equipo de Liniers, que intentó manejar los tiempos del partido con la posesión de la pelota. Pero ésas tan sólo fueron intenciones. Ninguno supo hacer pesar su juego y mostrarse como dominador. Sin embargo, el encuentro, que no había tenido emociones aún, se abrió a favor de la visita a través de la pena máxima bien sancionada por el árbitro tras una mano de Peruzzi. Estoyanoff hizo honor a los manuales de fútbol que rezan que todo penal bien pateado es gol: remató cruzado a la derecha del arquero Sosa, éste se arrojó bien, pero no alcanzó el remate, que se coló en la red para romper el marcador ante un Estadio Amalfitani sin público por los incidentes entre las parcialidades, en Montevideo.

Tocado por el tanto recibido, Vélez tuvo la dicha de encontrarse con el empate rápidamente, también con una pelota parada, tras un estupendo remate de Domínguez desde el borde del área, que, primero dio con el palo y el rebote golpeó la espalda del arquero Bologna para luego ingresar entre los tres palos. De esa forma, en una ráfaga, se abrió un encuentro que se había presentado tímido y cerrado. Cualquiera habría pensado que los dos festejos serían el condimento ideal para encender un encuentro apático y sin emociones, pero no, la primera mitad continuó con el mismo ritmo. Para colmo, sobre el cierre de la primera mitad, Ricardo Gareca perdió a Ferreyra, que retornaba de una lesión y que había aportado movilidad en el ataque.

Con más empuje que fútbol, los de Gareca abrieron el partido sobre el final. Primero Insúa festejó de penal y luego Copete, con un cabezazo en las puertas del área, festejó una victoria trascendental para el equipo de Liniers, que dio un paso fundamental para clasificarse a octavos de final.

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