DEPORTES › LA SELECCION ARGENTINA SUPERO A VENEZUELA Y LIDERA CON COMODIDAD LAS ELIMINATORIAS
Messi, que convirtió un penal y dio dos pases de gol a Higuaín, fue la figura que encandiló a todos, incluidos los defensores venezolanos. El equipo nacional se impuso 3-0 y con sus 23 puntos mira a todos desde arriba en las posiciones.
› Por Juan José Panno
¿Cómo evitar que el comentario del partido gire en torno de Messi, que ofreció un nuevo recital a la gente, que ya no lo chumba y, por el contrario, lo celebra? ¿Cómo evitar la comparación con la pobreza del fútbol local y no caer en exagerados elogios cuando se trazan paralelos con este equipo que de a ratos juega con las luces altas? ¿Cómo hacer para mantener el equilibrio y bajar los decibeles de la ilusión que genera el potencial ofensivo de este equipo? No es fácil, pero hay que intentarlo.
Para empezar a poner las cosas en su lugar, hay que marcar dos cuestiones relacionadas con el rival. Una: pareció entrar a la cancha acobardado, pensando acaso que lo mejor que le podía pasar era rescatar un resultado en contra digno y, en el mejor de los casos, un empate. Dos: defendió lealmente, sin pegar patadas y acaso encandilado, como todo cristiano que estaba en el Monumental, por las apariciones de Lionel Messi.
La distancia fue muy grande. De un lado había un equipo con un enorme bagaje ofensivo y enfrente otro que daba muchas ventajas y que cometió algunos errores infantiles como el de la mano del penal. De un lado, un equipo con guantes de algodón y del otro una defensa tranquila que no pareció sufrir demasiados apremios. De un lado, Fernando Gago, manejando la pelota en el medio en todo el primer tiempo con gran criterio, y del otro lado, un amontonamiento de volantes dispuestos a entorpecer la tarea rival casi como única meta. El 3-0 es una lógica consecuencia de todas las diferencias apuntadas y no sorprendió a nadie. Es más, la distancia pudo haber sido aún mayor si el equipo de Sabella no se hubiera dado como satisfecho con la diferencia irremontable que consiguió con el tercer gol.
La resistencia de los venezolanos se terminó antes de que empezara a producirse la impaciencia por la demora de la llegada del primer gol, que se dio a los 28 minutos del primer tiempo. Ya se sabe que el público argentino es súper exigente con el equipo albiceleste, tiene pocas pulgas y pierde la paciencia con demasiada facilidad. Antes del gol, Messi había tenido dos apariciones que presagiaban lo que venía, pero la gente se mantenía en silencio. Todo explotó después de una triangulación de Montillo, Gago y Messi y el pase exacto de éste, a lo Iniesta, para que Higuaín definiera a lo Messi. Un golazo, un clásico gol del Barcelona que en nuestras canchas no se ve muy seguido. El tercer gol fue otra joyita. No pasaba nada, el partido se dormía en la mitad de cancha y de pronto apareció Messi, desparramó un par de rivales y se la puso en profundidad a Higuaín, que definió como es su característica. Un gol del Real Madrid. En el medio, el segundo gol fue una chambonada de Cichero, que le quiso sacar la pelota de codito a Messi.
Todo lo que siguió al tercer gol pareció estar de más. Las conclusiones que pueden sacarse después de esta victoria no se deben sacar de contexto. La Selección Argentina reafirmó su poderío ofensivo y dio un buen paso al frente para seguir buscando un equipo. Ahora quedará un nuevo examen en la altura de La Paz, aunque el camino a Brasil parece más cercano.
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