Pintaba para la decepción, como para lamentarse por la ocasión perdida, como para llorar ese punto parcial, producto del 2-0 inicial que se había transformado, antes de que terminase el primer tiempo, en un 2-2. Pero llegó el zurdazo cruzado, bajo, desde afuera del área, de Alan Ruiz, que superó la estirada de Limia, para desatar el carnaval sanlorencista en el Bajo Flores. Un carnaval que se hizo completo cuando Jara, entrando por la derecha, definió alto y fuerte. San Lorenzo sostiene su racha, lleva cuatro victorias consecutivas y se mantiene a seis unidades del puntero Newell’s cuando quedan doce puntos por jugarse.

Del otro lado, Unión resignó la categoría, lo que fue sucediendo durante todo el partido en la medida en que no obtenía el triunfo, pero con una dignidad que hay que reconocer, intentando siempre jugar al fútbol, sin trucos, sin maltrato a la pelota. Se fue a la B Nacional con una base invalorable como para pensar en el pronto regreso y con el alivio de que, al menos, no será el clásico rival, Colón, al que enfrenta el domingo, el que condene su destino.

Parecía fácil para San Lorenzo, ya que con un cuarto de hora había sacado una ventaja que parecía decisiva. De arranque nomás, Mercier metió un pase en cortada a partir de un contragolpe, de manera que Verón quedó mano a mano con Limia. El delantero definió cruzado desde la derecha. La defensa de Unión no estaba en el partido y un rato más tarde, Mercier volvió a meter un pase en el área; luego de un rebote, Verón conectó al arco. Estaba en posición adelantada, pero el árbitro Laverni convalidó la conquista.

El paseo se convirtió en inquietud cuando Cavallaro habilitó a Franzoia, poco después de la media hora, para que cruzara el remate y descontara, y se transformó en pesadilla cuando el arquero Ibáñez chocó con Kanneman y le dejaron el gol del empate servido al propio Franzoia. Era pesadilla hasta que Ruiz y luego Jara transformaron la mufa en franca alegría.