Con una actuación con muchos altibajos, Juan Martín Del Potro se despidió del Masters 1000 de Toronto al perder en octavos de final 7-5, 6-4 con el local Milos Raonic. El tandilense mostró muchos problemas con su saque, tal vez por la molestia en la espalda que lo aquejó en la victoria del miércoles ante el croata Ivan Dodig. La derrota resultó dolorosa, ya que también cayeron el británico Andy Murray y el checo Tomas Berdych, que iban por el mismo lado del cuadro que el argentino, por lo que el camino a la final lucía bastante despejado.

En el arranque y en el final, el partido estuvo marcado por situaciones atípicas. En el descanso tras el tercer game, el canadiense pidió atención médica, cuando se imponía 2-1. La labor del doctor del certamen se extendió por casi diez minutos, bastante más de lo que estipula el reglamento. Visiblemente molesto, Del Potro regresó a sacar tras el parate, y el local aprovechó para conseguir el primer quiebre del partido. El argentino devolvió gentilezas en el juego siguiente, por lo que llegaron iguales hasta el 5-5, cuando Raonic mantuvo su servicio y Del Potro, con saques muy por debajo de su velocidad habitual, no pudo hacerlo.

El segundo parcial fue más irregular todavía. El argentino conseguía ventajas sobre el saque del canadiense, pero le costaba ratificarlas con el propio. A esa altura, era evidente que el servicio era el golpe que más se veía afectado por la contractura que padece. Así y todo llegó a colocarse 4-3 y 40-40 con su servicio. En ese momento, el canadiense fue a definir un punto adelante y, con la punta de su zapatilla, tocó la red. El tanto era para Del Potro, pero el umpire sueco Mohamed Lahyani no lo notó, pese a las protestas del argentino. Otra vez, desconcentrado por esa circunstancia, el tandilense perdió el siguiente punto y terminó cediendo la ventaja que tenía.

A partir de allí, el tandilense se fue definitivamente del partido y entregó de nuevo su saque para despedirse del torneo. Una lástima, porque en los cuartos de final lo esperaba el letón Ernests Gulbis, que sorprendió a Murray. Y por la otra llave se medirán el ruso Nikolai Davydenko y el local Vasek Pospisil, lo que dejaba abierta una buena chance de llegar a la final.