“Argentina va a llegar a la final en el Mundial de Brasil, pero España está para repetir el título de Sudáfrica porque tuvo un buen recambio desde 2010 para acá.” El pronóstico es de Mario Alberto Kempes, el goleador argentino en el Mundial de 1978, el primero que ganó la Selección Argentina. “Para la Argentina es fundamental que (Lionel) Messi esté contento en la Selección. Es que se dio cuenta de que ya no necesita bajar a buscar la pelota como pasaba antes, porque tiene compañeros que se la hacen llegar”, puntualizó.

Kempes opinó que a la defensa de la Selección “hay que trabajarla” y que la continuidad del arquero “depende de la confianza que le dé el entrenador, más allá de que, como ocurre con (Sergio) Romero, no juegue en su equipo (Mónaco)”, afirmó.

“Normalmente uno piensa que los jugadores que actúan en el exterior están mejor, pero para mí es necesario mechar algunos que juegan en la Argentina. Eso sirve para motivar a los futbolistas locales”, refirió Kempes, el único futbolista con que contaba aquel plantel de 1978 que jugaba en el exterior.

“Cuando (César) Menotti me citó para el Mundial de 1978, nunca sentí en el grupo que hubiera alguna resistencia hacia mí, ni tampoco advertí que existieran cuchicheos entre algunos compañeros”, recordó. Menotti “sabía” por qué lo había citado. “El Flaco nunca te quitaba los atributos de juego por los que te había convocado, pero sí pretendía que los sumaras en pos de la idea futbolística del equipo”, explicó Kempes, que había jugado el Mundial de Alemania, en 1974, cuando tenía 19 años.

“Tanto Menotti como (Carlos) Bilardo fueron grandes entrenadores, pero también es cierto que contaron con planteles muy buenos. Para transmitir su mensaje, el técnico debe hablar no más de 20 minutos con los jugadores. Después de ese tiempo, se aburren”, puntualizó.

“Por ejemplo, nosotros con Menotti jamás vimos un video, pero César sabía todo de los rivales y nos lo iba señalando a medida que preparaba los partidos”, precisó el delantero surgido en Instituto, que fue goleador en Central y llegó a jugar en River en 1981.

“Lo concreto es que entre Menotti y Bilardo se llevaron los dos títulos mundiales que tiene Argentina, porque el subcampeonato de Italia ’90 no fue ninguna estrellita para nosotros”, sentenció. “Lo que ocurre con los mundiales es que todos los jugadores llegan con el cansancio de una temporada completa sobre los hombros y necesitan recuperar la frescura para rendir bien.”