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Justo “esto” va a pasar
Por Diego Bonadeo
“Justo, esto va a pasar a dos semanas del ballottage en la Capital Federal...” Reflexión superflua de los unos y de los otros. Como si “esto”, lo de Boca-Chacarita el domingo, no tuviera antecedentes. Como si “esto”, no solamente lo de Boca-Chacarita sino lo de cualquier partido de cualquier división de los que para justificar o no policía adicional que todos pagamos y prácticamente nadie controla se clasifica de “alto riesgo”, no pudiera también incluir encuentros no previstos como, por lo menos, conflictivos.
El entrecruzamiento de facturas, desde todos y hacia todos, no hace más que enriquecer perversamente los dimes y los diretes de quienes se limitan a contar más lo que se dice que lo que pasa. Porque no saben o no quieren saber lo que pasa.
Desde columnas parecidas a ésta, se ha escrito con cansadora insistencia respecto de estas cuestiones. Cada vez que un escándalo hace que el juego deje su lugar a las zonas liberadas de los estadios, muchas veces con heridos y muertos, quienes dicen manejar la cosa pública –dirigentes de fútbol y de los otros–, y no son más que sinvergüenzas manejados por los barrabravas –y por los punteros– juegan a la dialéctica. Pero no hacen un carajo.
Volviendo al ballottage del 14 de septiembre, hay quienes decimos y quizá no sin razón, que cómo Macri puede pretender manejar la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires si no puede con la de su club, local, y, por lo tanto, responsable de la “organización” el domingo en el partido contra Chacarita. Y también hay quienes insisten, quizá también con razón, que “esto” pasa justamente a pocos días de las elecciones. Pero la sinrazón de estos últimos pasa por volver al principio. “Esto” no pasó necesariamente porque haya elecciones el 14. A menos que el toqueteo del fixture haya previsto que para el 31 de agosto era bueno que jugaran Boca y Chacarita en la cancha de Boca porque dos semanas después Ibarra y Macri irían por la Jefatura de Gobierno en el ballottage. No parece posible que por las mentes siamesas de Grondona-Avila haya pasado la posibilidad de perjudicar, justamente, a la familia postal deudora de cánones.