A pesar de que sus propios compañeros traten de disimularlo, la ausencia de Carlos Tevez sigue generando complicaciones en el fútbol de Boca. El equipo volvió a carecer de lucidez, y tampoco pudo vencer ayer al necesitado Talleres. Después de la actuación deslucida del último miércoles ante Lanús, el líder del certamen intentó cambiar su imagen ante los cordobeses. En primer lugar, el técnico Bianchi diagramó un nuevo diseño, y presentó una línea de tres hombres en la defensa después de mucho tiempo. En Córdoba jugaron tres marcadores centrales: Burdisso era el último hombre, y delante de él se ubicaban Schiavi y el colombiano Perea.
Dentro de un desarrollo sin mucho vértigo, Boca fue el que más intentó durante el primer tiempo. Schiavi estuvo cerca de marcar, pero su zurdazo se fue alto. Más tarde, el brasileño Iarley inquietó con un remate recto desde afuera del área, pero Gutiérrez estaba bien ubicado. Después de aquella jugada, Boca tuvo su primera aproximación de peligro, y Maidana le cometió falta a Jerez dentro del área. El penal fue convertido por Schiavi, a los 27 minutos, y la ventaja sirvió para que Boca pudiera tomar más impulso.
Jerez volvió a desprenderse por derecha, y su centro no pudo ser conectado por Cángele. Luego, Battaglia probó desde lejos y Gutiérrez respondió bien. Sobre el final, Perea cabeceó en el área rival y la pelota se fue cerca del palo. A esa altura, Talleres sólo se acercaba a Abbondanzieri con tiros sin convicción.
En la segunda parte, Talleres salió con más decisión a presionar a Boca que, como no tenía un conductor claro, eligió esperar en su campo y salir de contraataque. Piriz Alvez casi empata, pero no llegó a tocar un centro desde la derecha, pero Velázquez logró la igualdad con un cabezazo entrando por el segundo palo, luego de un centro de Carrizo. Antes, Iarley tuvo una chance y la desperdició. Boca ya no podría romper sus propias barreras, hechas más de limitaciones propias que de otra cosa.