En un partido durísimo, que aguantó durante la última media hora, San Lorenzo se trajo un triunfo valioso de Rosario. Newell’s fue sólo impotencia. Los de Gorosito siguen en racha.
El Ciclón se llevó el primer tiempo merced al aprovechamiento de una pelota detenida: al cuarto de hora, el centro preciso de Morel Rodríguez fue conectado por Michelini –está cabeceando muy bien–, que les ganó a todos con esfuerzo y la colocó a la izquierda del arquero: palo y adentro. Hubo otra más para el equipo de Gorosito, y también fue un defensor, Diego Capria y tras otro tiro libre, llegando por el fondo: su derechazo lo sacó con esfuerzo Palos. Por el lado de los rosarinos, las más claras –que bien podrían haber sido gol y empate sin escándalo de la lógica– estuvieron en los parietales de Julián Vásquez, una a cada ángulo: en el palo una y apenas afuera otra. En esos escasos centímetros estuvo la diferencia. El Ciclón ganó en el área rival y por arriba las veces que se lo propuso; y su defensa, con Gonzalo Rodríguez y Capria muy firmes y los volantes muy trabajadores, dio todas las garantías. Arriba, ni Acosta ni Carreño, algo mejor, enhebraron algo importante, ni Montillo pesó demasiado. Por el lado de los locales, no hubo muchas ideas creativas en el medio. Se notaron las ausencias –sobre todo de Patiño–, ya que Guiñazú nunca se constituyó en enganche. Paulo Rosales hizo algunas cosas pero sin trascender. Y el otro Rosales, el hábil Mauro, no supo resolver las oportunidades que tuvo. En el segundo, se echó más atrás San Lorenzo y Newell’s apretó sin muchas luces. Pero empujó, mientras sumaba delanteros. Y tiró centros y de afuera: hubo un remate de Rosada, otros dos de Rodas -anduvo muy bien–, mientras la visita replicaba y desaprovechaba un par de contras para liquidar. Pero nadie pudo y el Ciclón festejó.