DEPORTES › CINCO CLUBES DE PRIMERA QUE VIVEN LEJOS DE ESA REALIDAD
El dolor de ya no ser
Huracán, Argentinos, Ferro, Platense y Atlanta supieron tener un pasado glorioso entre los grandes del fútbol argentino, pero su presente es muy diferente. Hoy deambulan en los torneos de ascenso añorando aquellos años dorados.
Siempre se ha mencionado como los cinco grandes a River, Boca, Racing, Independiente y San Lorenzo, pero el fútbol argentino les debe su jerarquía también a otros clubes que a lo largo de los años han constituido un papel imprescindible en la historia de este deporte. Dentro de ese grupo, cinco equipos que durante la gran parte de su existencia fueron animadores protagónicos de los torneos de primera hoy viven una realidad muy diferente disputando los torneos de ascenso. Huracán, Argentinos, Ferro, Platense y Atlanta supieron tener su época de gloria entre los grandes, pero su presente no refleja esa trayectoria.
Si se toma la tabla de puntaje histórico del fútbol argentino, queda claro el lugar que ocupan esas instituciones. Huracán figura octavo, por encima de Newell’s y Central; Ferro, Argentinos y Platense se encolumnan entre el duodécimo y el decimocuarto puesto; y Atlanta, a pesar de que hace casi veinte años que no juega los domingos, se ubica decimoséptimo, superando a clubes como Banfield, Quilmes, Talleres o Colón. Ni hablar de otros que actualmente participan en la primera división casi como una rareza: entre Nueva Chicago, Atlético Rafaela, Olimpo y Arsenal ni siquiera llegan a sumar diez años en la A.
Estas instituciones de orígenes barriales consiguieron ganarse un lugar en el fútbol de primera, con equipos que marcaron estilos y que quedaron en la memoria de muchos. Sin embargo, la gloria y el nombre que supieron conseguir no parecen armas suficientes para lidiar con este duro presente que les toca vivir.
En los últimos años el país fue testigo de profundos cambios económicos y sociales, y el fútbol, como primera actividad recreativa, no ha estado exento de ellos. La década del noventa produjo la extinción de la clase media que había sustentado a estos clubes. Oscar López, actual entrenador de Ferro, que volvió a Caballito tras 25 años de ausencia, le explicó a Página/12 su visión del fenómeno. “El club es parte del país. En la década del ochenta se vivía de otra forma, no había countries, no había muchos lugares en donde se podían hacer deportes. Por eso absorbía una gran parte de chicos en las colonias de vacaciones y recibía mucho dinero. Después el país fue cambiando, y Ferro terminó en el mismo lugar donde cayeron muchísimos clubes y negocios”, señaló López, que también dirigió a Huracán junto a Oscar Cavallero.
Esta metamorfosis, sumada a las constantes situaciones de violencia, produjo una importante deserción de simpatizantes, y así los ingresos de los clubes no llegaban a cubrir ni siquiera los gastos fijos. No obstante, quizás, las malas administraciones son el principal motivo de esta decadencia. Los sucesivos manejos fraudulentos y la constante malversación de fondos cumplieron un rol preponderante en el declive de estas entidades. Un ejemplo de esta situación lo dio Carlos Goyén, arquero de Argentinos a fines de los ochenta y principios de los noventa. “La decadencia de Argentinos comenzó en el ‘85, cuando formó un equipo con jugadores muy caros para lo que es el club, por lo que los sueldos no se podían cubrir con la plata que ingresaba. Así se generaron grandes deudas”, explicó Goyén.
En las constantes encuestas acerca de quién es el sexto grande, Huracán ha mostrado un predominio categórico, que no deja discusión alguna sobre su lugar en el fútbol argentino. No obstante, los tres descensos sufridos en los últimos quince años muestran claramente la profunda decadencia de la entidad de Parque Patricios. Con una crisis económica, que ni siquiera pudo ser saneada con la venta de los grandes valores que han surgido en el club en los últimos años (Sixto Peralta, Daniel Montenegro, Antonio Barijho, Gastón Casas y Luis González), se encuentra en los últimos puestos de la Primera B Nacional, con el peor promedio de todos los equipos del fútbol argentino. “En los 18 años que estuve en el club, nunca viví lo que está pasando ahora, tanto en lo deportivo como en lo institucional”, le aseguró a este diario Fernando “Teté” Quiroz, ex jugador y flamante entrenador de primera división. Con la sabiduría que le otorga su experiencia en la institución, el ex volante no tuvo dudas al señalar a los culpables del oscuro presente que padece Huracán. “Creo que los responsables son los dirigentes que estuvieron en los últimos años, por su incapacidad y su corrupción”, afirmó Quiroz, que en el partido de ayer ante Almagro asumió su cargo luego de una experiencia en las divisiones inferiores.
En la misma divisional se halla Argentinos Juniors, que vive una situación parecida. El club de La Paternal, que fue campeón de la Copa Libertadores de América, tampoco pudo sacar fruto de los talentos nacidos de sus divisiones inferiores y, luego de sufrir dos descensos en menos de cinco años, viene de perder tres posibilidades de retorno a la máxima categoría, en la última temporada. Por ese accionar, Goyén culpa a la dirigencia: “Desde que Silvio Rudman y Fernando Redondo quedaron libres a fines de las ochenta que no se vienen haciendo bien las cosas”, aseguró el ex arquero.
Para Ferro, lejos quedaron los buenos tiempos de los ochenta cuando fue bicampeón en Primera. Tras dos temporadas en la B Metropolitana, el presente deportivo parece haber mejorado con el reciente ascenso a la segunda división del fútbol argentino. Sin embargo, en el plano institucional, el club tocó fondo. Sufrió una quiebra y se encuentra actualmente administrado por un fideicomiso, con el aporte de un grupo empresario. “Con el gerenciamiento se solucionaron muchos problemas y por eso de lo único que se habla es de los recientes malos resultados futbolísticos”, indicó López, que desde que asumió su cargo consiguió un triunfo y un empate.
En la B Metropolitana se ubican dos equipos con una historia significativa: Platense y Atlanta. El conjunto de Saavedra jugó más de cincuenta años los domingos y durante dos décadas construyó el mito del “fantasma del descenso” por salvarse de perder la categoría de manera reiterada y agónica. En cambio, ahora transita uno de los peores momentos de su existencia, tratando de salir de una grave crisis financiera. “La situación actual de Platense es, como la de la mayoría de los equipos, producto de la crisis que ha sufrido el país. No creo que tengan la culpa las comisiones directivas que pasaron por el club”, aseguró Omar Miguelucci, héroe en la definición del descenso de 1977, al atajar tres penales ante Lanús que le permitieron mantenerse en la máxima división. En esa final comenzó a construirse el mito del fantasma.
Por su parte, Atlanta, un tradicional club de Primera, salió de una quiebra a principio de los noventa y estuvo a punto de descender el año pasado a la C por primera vez en su historia. Actualmente, sus simpatizantes pelean por recuperar su sede, que está en manos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Jorge Rubinska, ex presidente del club, tiene un diagnóstico sobre las razones que motivaron la decadencia. “Una de las causas del presente de este tipo de instituciones es la falta de capacidad de los dirigentes para adaptarse al nuevo marco socioeconómico. Atlanta, al quedarse sin sede, se quedó sin vida social”, remarcó Rubinska, que más allá de la autocrítica, también dejó en claro que la participación de sus miembros resulta determinante en la actualidad de las instituciones. “Los clubes son lo que sus socios quieren que sea. Por acción u omisión, los responsables son los socios”, recalcó el ex titular de la institución de Villa Crespo.
Con las heridas aún sin cicatrizar, estas instituciones, grandes por sí solas, siguen remando contra la corriente, esperando despertar pronto y volver a los viejos buenos tiempos.
Producción:
Guido Halfon y Diego Audisio.