En un partido muy emotivo jugado en el Gigante de Arroyito, Rosario Central le ganó 1 a 0 a Quilmes con el último centro, y se puso a dos puntos de Boca y a uno de San Lorenzo, único escolta del puntero que juega hoy. Pareció un gol de oro el que consiguió el Equi González, de cabeza, cuando se acababa el partido. El talentoso armador envió a la red y con esfuerzo la pelota que le bajó el zaguero y capitán Horacio Carbonari, ante la salida acaso tardía del arquero Pontiroli. En la jugada previa Quilmes se había quedado sin su marcador central Herbella, al que expulsó Baldassi por doble amonestación. La amargura de los jugadores y del entrenador quilmeño era tremenda. Es que así se les cortó una racha de cinco triunfos que los había puesto como escoltas únicos de Boca a tres puntos. Ahora –en notable campaña– quedaron a seis.
El primer tiempo fue entretenido, a pesar de que el marcador resultó inmodificable. Central buscó el arco del adversario en todo momento, pero rebotó contra un frontón blanco. El equipo careció de penetración. Quilmes fue solidario y concentrado, preparado para presionar con el propósito de quitarle la pelota al rival o, al menos, complicarlo. Así los sureños le cerraron los caminos a los locales. Mientras Central tenía serias dificultades para llegar a Pontiroli, Quilmes lo apuró con contraataques: tras un corner, Diego Ceballos tuvo una magnífica oportunidad para convertir, pero tiró a las manos de Gaona, y el mismo Ceballos tuvo otra chance clara, pero su remate cruzado pasó muy cerca. En la tercera ocasión, Ariel López tiró alto.
En el segundo período el local atacó con mayor intensidad. Herrera tiró de zurda sin la dirección adecuada. Luego de un rebote en el área quilmeña disparó Carbonari pero Rodrigo Meléndez, una de las figuras, salvó en la línea. Central por momentos quedó desprotegido en el fondo y Leandro Benítez, solo en otra réplica, sacudió con un zurdazo la parte externa de la red. Central insistió y en un intento de Messera la pelota pegó en la base del poste izquierdo y cruzó todo el arco.
Hasta que finalmente la resistencia se quebró: centro frontal, toque de Carbonari y zambullida del Equi.