DEPORTES › LOS QUE CAMBIARON EL JUEGO POR LA POLITICA
› Por Guillermo Blanco
En los albores de la década del 50, Antonio Rodríguez, arquero del Racing campeón, renunció en la previa de un título ante Banfield para erigirse en intendente de Vicente López. Ocurrió durante el segundo peronismo. Fue apenas un arbolito plantado a la vera de un camino tan ríspido como el de la democracia argentina. Debe haber gustado mucho a los expertos en juntar votos este sistema de apelar a deportistas para transformarlos en funcionarios. Una virtud innegociable será ser conocidos. Es el caso de Eduardo Duhalde, quien una vez llamó con acierto a César Menotti a través de su ladero Hugo Toledo, y cuando el técnico campeón mundial en 1978 agradeció la cortesía, miró a Carlos Bilardo, la antítesis de aquél.
En general se recurre a quien puede acercar más votos. ¿Otro nombre? El de Carlos Reutemann, el subcampeón mundial de Fórmula 1 que llegó a gobernador santafesino, quien fuera uno de los más enfocados durante la asunción del presidente Mauricio Macri. Y ya que la pelota cayó aquí, es bueno recordar que el ingeniero heredero de Socma sustentó su estrategia apoyándose en Boca Juniors como primer peldaño de una escalera que acaba de depositarlo en la Casa Rosada.
Ni los dedos ni las teclas –menos la memoria– alcanzan para nombrar a tantos protagonistas avenidos. José Francisco Sanfilippo fue responsable del deporte porteño durante la gestión de Carlos Grosso. Durante el menemismo Hugo Porta llegó a ser embajador en Sudáfrica, donde Los Pumas habían jugado con otro nombre por el “apartheid”, y también fue secretario de Deportes. Con él estuvieron el atleta Tito Steiner y los renombrados ex rugbiers Angel Guastella y Luis Gradín.
Diego Maradona llegó a ser un invento de embajador andante con acto incluido con el presidente Menem y su secretario Fernando Galmarini –suegro de Sergio Massa– durante el Mundial de Italia 90. Y como para abrir un poco el espectro, en la Capital Federal durante la intendencia del ex fiscal Aníbal Ibarra el elegido fue el voleibolista Waldo Kantor. Por entonces él poseía suficiente mochila mediática por ser integrante de un gran seleccionado argentino, junto a Hugo Conte y Jon Uriarte, entre otros. A nivel nacional, el ex jugador de hockey Marcelo Garrafo fue designado secretario en la fallida gestión aliancista.
Y desde Daniel Scioli para acá la lista crece con el mismo motonauta como ejemplo de lo que se habla (vicepresidente, gobernador y a poco ser presidente de la Nación). El justicialismo cordobés apeló al basquetbolista Héctor “Pichi” Campana, quien entre 2007 y 2011 fue vicegobernador de Juan Schiaretti, y la nadadora olímpica Georgina Bardach está aprendiendo sus primeros palotes en política para la Agencia Córdoba Deportes, ahora presidida por el ex futbolista Oscar Dertycia. Y durante los tiempos de la Alianza en Jujuy estuvo el futbolista Marcelo “Popeye” Herrera. En Entre Ríos otro hombre del básquet, Luis “Chuzo” González, se ha encargado de la Subsecretaría de Deporte desde su creación, en 2011.
En tierras bonaerenses, Bilardo tuvo en Deportes durante la gestión sciolista a su discípulo Miguel Angel Lemme (el que irrumpió junto a Humberto Grondona en los juveniles de la AFA), hasta que se bajó para quedarse como una especie de asesor de Julio Grondona. Pero la lista continúa con ex futbolistas como Carlos “Chino” Tapia y Carlos Dalla Líbera, el primero candidato a intendente en San Miguel; el segundo, flamante director de Deportes en Malvinas Argentinas. En San Miguel, Tapia ya había incursionado en Deportes durante el primer gobierno menemista, y por breve tiempo su lugar fue ocupado por Raúl “Lalo” Maradona, uno de los hermanos menores de Diego, quien pasó por Boca como jugador en 1986. Más notoria por su liderazgo en el boxeo femenino, Marcela Acuña, “pegó” en Tres de Febrero con una de las facciones peronistas y luego intentó con la otra. E hizo su experiencia como concejal por el FpV.
A nivel nacional, Néstor Kirchner eligió a Roberto Perfumo, quien sin la paciencia necesaria claudicó después de varios rounds ante el entonces superministro Alberto Fernández. Junto al renombrado defensor arribaron la atleta Iris Fernández y el nadador Luis Nicolao. El Mariscal duró menos de un año. Lo sucedió el ex futbolista Claudio Morresi, de noble militancia en derechos humanos (tiene un hermano desaparecido a los 16 años), quien durante una década logró mejorar un Cenard bastante derruido, entre otras actividades, como la reinserción de los Juegos Evita. Temas burocráticos y de políticas internas del Ministerio de Desarrollo Social impidieron crecer más.
A principios de 2014 se produjo una decisión vertical de cambiarlo por el correntino Carlos Espínola, ex medallista olímpico amparado por un sector interno del poder, luego de haber sido intendente de Corrientes. Si bien llegó a senador mientras sueña con la gobernación, el deporte no lo tuvo a full ya que dividió su tiempo entre las dos tareas. “Camau” era más hombre de Scioli, él fue quien le aconsejó meterse en la política en un barconfitería de Las Heras y Sánchez de Bustamante, luego de una fiesta del deporte porteño a la que ambos habían asistido a mediados de la década de 2000.
Javier Conte, otro hombre de la Vela y también medallista olímpico, estuvo como subsecretario de Deporte Federado y de Alto Rendimiento. Mientras ejercía el cargo volvió a competir y obtuvo una medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. Además durante la gestión kirchnerista pasaron por alguna dirección de la Secretaría de Deporte el ex arquero Ubaldo Fillol, el ex árbitro Horacio Elizondo, el ex campeón mundial de boxeo Jorge “Locomotora” o “Roña” Castro y el referente del hockey sobre césped Carlos “Chapa” Retegui. Breve también fue el paso de René Houseman por un puesto menor, aunque en este caso primó la necesidad de ayuda a una gloria del deporte. En Mar del Plata las notables patinadoras Nora Vega y Claudia Rodríguez incursionaron en el tema, y la campeona de paddle Adriana Costagliola trabajó en Prensa del EMDER, también en el municipio de General Pueyrredón. Y en Santiago, el ilustre basquetbolista Miguel Cortijo, en 2011, estuvo en un programa para llevar ese deporte a los barrios.
Creer o reventar. Hasta Raúl Alfonsín y sus coordinadores cayeron ante ese monstruo que es el deporte. Fue cuando en épocas de su hombre de confianza, Rodolfo “Michingo” O’Reilly, se quiso destituir a Bilardo del seleccionado que poco después sería campeón mundial en México’86.
Hace dos décadas, quiso comprar el fútbol de Deportivo Español y llevarlo a Mar del Plata, pero no funcionó. Luego, con la fortuna de contar con un guía llamado Pedro Pompillo, Mauricio Macri llegó a la presidencia de Boca, de ahí al gobierno porteño, y de ahí a esta realidad que lo encuentra bailando en el balcón de la Rosada mientras elige para el deporte a otro futbolista, el pampeano Carlos Mac Allister, quien llega con una alforja cargada con la experiencia aprendida como diputado por un partido provincial. Como buen lateral, el “Colorado” debió capear más de un avance furibundo, como la reglamentación de la Ley del Deporte, hasta que la tormenta menguó junto con el paso de la Secretraría del Ministerio de Desarrollo Social al de Educación, ahora bajo la órbita de Esteban Bullrich.
La formación debe incluir en todos los casos la experiencia, idoneidad dirigencial, ética y conocimiento de las entrañas de muchas federaciones –estatutos incluidos– para modernizarlas. Y embarrarse, para comprobar si hay dirigentes abulonados, intereses oscuros como ocurrió en la década pasada con la Federación de Patín, y dificultades varias que cambiaron la historia en el vóley y que en el básquetbol terminaron con una intervención, orientada en éste por el ex jugador bahiense Federico Susbielles.
Por la vida política del país han pasado nombres de deportistas ubicados en otros roles. Así Antonio Rattin llegó a diputado nacional por el partido del ex comisario Luis Patti, hoy con cárcel por delitos de lesa humanidad; también Edgardo Bauza fue concejal en Granadero Baigorria por el Partido Socialista Auténtico, Rubén Glaría recaló en la provincia de Buenos Aires con Duhalde, y ahora ocurre con Héctor “La Coneja” Baldassi, diputado nacional por Córdoba de Cambiemos y flamante miembro del directorio del Enard.
No pudo ser uno más de la lista “Orly” Terranova, protagonista argentino del Dakar. En Mendoza se aferró al volante de Macri pero no llegó a la meta. Sí lo había logrado Rafael Morgenstern, automovilista que fue creciendo y hoy comanda el deporte de Misiones. En Córdoba, Fabio “La Mole” Moli fue un breve asesor del senador Luis Juez en un momento de gran peso mediático. Julio “El Jardinero” Cruz, aquel que disimuló una lesión avalado por el DT Daniel Passarella en la Selección de fútbol, fue otro al que el PRO puso el ojo, pero de la misma manera dejó de mirarlo cuando verificó que no le daban los números.
Por otra razón no arribó a la meta el ex piloto Eduardo “Lalo” Ramos –ganador de la última carrera del TC en rutas– ya que, cuando encaraba la recta final como hombre del macrismo, provocó un accidente de tránsito y se quedó en la banquina. También se diluyeron las posibilidades de alguien que como médico merecía al menos un respeto inicial, el futbolista Sebastián Neuspiller, vitalicio goleador de Fénix. En varios sectores, y en temas de seguridad deportiva, más de una vez estuvo Javier Castrilli, el ex árbitro del ceño fruncido y la tarjeta roja fácil, ahora de nuevo en suelo bonaerense. Figura del rugby, muy cercano al marketing y los negocios, Agustín Pichot fue asesor en uno de los gobiernos de Mario Das Neves en Chubut, y el golfista cordobés Eduardo “Gato” Romero hizo su mejor hoyo jugando para el PRO y ganando la intendencia de su Villa Allende natal, a mediados de 2015.
El último caso de relevancia es el de Claudia Amura. La mejor jugadora argentina de ajedrez de todos los tiempos un día se fue a vivir a San Luis con su tablero, crió sus hijos junto al gran maestro mexicano Gilberto Hernández, y empezó a seguir los pasos de su padre, otrora diputado nacional. Ella también estuvo en alguna lista legislativa pero acaba de ser nombrada secretaria de Deportes. Le sobra idoneidad en su especialidad y ha empezado a conocer los vericuetos de la política. Rebelde y luchadora, cuando joven frente a una federación esquiva y ante una vida que le puso duros obstáculos, ahora grita jaque con toda la fuerza que le brinda ser la única mujer a cargo del deporte en una provincia.
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