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“Fue un partido muy duro y yo jugué muy bien, pero no aproveché algunas oportunidades en los momentos clave. La diferencia estuvo en que él jugó mejor que yo los puntos importantes.” Así explicó David Nalbandian su eliminación en cuartos de final del Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año, ante el suizo Roger Federer, a punto de convertirse en el mejor tenista del mundo, que lo venció 7-5, 6-4, 5-7, 6-3. “Federer jugó realmente muy bien, desde la última vez que nos enfrentamos ha mejorado mucho su revés, ya no hay tanto hueco para tirar ahí como antes. Ese es su mérito, pero la diferencia fue mínima”, reiteró el tenista argentino.
La historia podría haber sido diferente si Nalbandian hubiera aprovechado el 15-40 que tuvo con 5-5 en el primer set. Federer encadenó cuatro saques directos consecutivos y poco después encarriló su triunfo. “Allí funcionó su mejor arma –opinó el cordobés–. Son momentos en que te das cuenta de la calidad de jugador que es, no creo que Roger sea un jugador más, sino uno muy bueno.”
Nalbandian rebosaba confianza en la víspera del choque y contaba con quedarse en Melbourne hasta el lunes, un día después de la final. Sin embargo, viajará hoy hacia Marruecos para jugar la próxima semana la primera ronda de la Copa Davis con Argentina. “La diferencia con los otros partidos fue no haber aprovechado las oportunidades que tuve. Simplemente un par de errores míos o un par de buenas jugadas suyas hicieron la diferencia”, agregó Nalbandian.
Al argentino, que ya cayera el año pasado en la misma ronda en Melbourne, al menos le quedará el consuelo de subir su ranking, puesto que tiene a su alcance al español Carlos Moyá, ausente en Australia por lesión, y al alemán Rainer Schuettler, eliminado este año en primera ronda, y podría ubicarse sexto.
Paola Suárez, número uno del mundo en dobles, jugará esta noche la final del certamen junto a la española Virginia Ruano Pascual, ante las rusas Svetlana Kuznetsova y Elena Likhovtseva, tras haber vencido 6-4, 7-6 (7-5) a Liezel Huber y Ai Sugiyama. Será su octava final consecutiva de Grand Slam.