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› EL JUGADOR DE QUILMES SERA LIBERADO
ESTE MEDIODIA CUANDO SE PAGUE LA FIANZA
Desábato no le escapó a una noche negra
Fue denunciado por un insulto racista durante el partido con San Pablo y detenido cuando terminó. Según la ley brasileña, podría tener hasta tres años de prisión. Los dirigentes hablan de complot y Grondona lo defiende.
El jugador de Quilmes Leandro Desábato saldrá hoy al mediodía en libertad, luego de pasar casi 48 horas en una comisaría y un centro de detención de San Pablo, en Brasil, tras haber sido acusado de “injuria calificada” por haber calificado de “negro de mierda” al delantero brasileño Grafite, del San Pablo, durante el encuentro que el San Pablo le ganó 3-1 a Quilmes, el miércoles por la noche en el estadio Morumbí. La acusación “no requiere detención”, según dispuso el juez Marco Antonio Coelho Zilli, a cargo del caso, quien fijó una fianza de 10 mil reales, algo más de 10 mil pesos. El plantel de Quilmes permanecía en San Pablo esperando la liberación de su compañero, pero el jugador no podrá abandonar Brasil por el momento.
Grafite realizó la denuncia mientras se jugaba el segundo tiempo y, al término del encuentro, la policía detuvo a Desábato en el centro del campo y lo trasladó detenido. El juez a cargo del caso fijó una fianza de 10 mil reales. Los dirigentes de Quilmes alegan que todo el episodio “fue orquestado” y el titular de la AFA, Julio Grondona, defendió al jugador argentino; Grafite se había quejado de recibir un tratamiento racista cuando San Pablo vino a jugar a la cancha de Quilmes el 16 de marzo pasado.
Es la primera vez que un jugador es detenido por insultar a otro en una cancha de fútbol: en las viejas batallas de la Copa Libertadores de los ’60, los futbolistas iban presos a Devoto después de las grandes bataholas, como las que protagonizó el equipo de Estudiantes contra Racing o el mismo equipo de La Plata en la final Intercontinental de 1969 contra el Milan.
El comisario brasileño Osvaldo Gonçalves detuvo al jugador en el centro del campo, por “injuria calificada con agravante por usar términos racistas”, en base al artículo 140 del Código Penal brasileño, delito que prevé una pena de uno a tres años de prisión, con derecho a fianza. La televisión muestra que, a los 37 minutos del partido, Grafite caminaba con los brazos en alto mientras Arano lo seguía, insultándolo. Cuando el delantero pasó frente a Desábato, el argentino le gritó “negro” y entonces Grafite golpeó a su adversario. El árbitro expulsó a Grafite y Arano.
“Le pedí al comisario que no hiciera la escena delante de tanta gente y él me dijo: ‘Esto es una cuestión de rutina’”, relató el entrenador de Quilmes, Gustavo Alfaro. “No le dijo ‘negro’; los testigos son dos televidentes que dicen que le leyeron los labios a Desábato”, remarcó. “Nadie está inventando nada –afirmó por su parte el comisario Gonçalves–. Todo eso está previsto por la ley. Esto puede servir de ejemplo, no sólo para el fútbol sino también para todo.”
Desábato debió dormir en el 34º Distrito Policial da Vila Sônia, en la zona sur de San Pablo, incomunicado. Según la policía brasileña, en las declaraciones que prestó durante cuatro horas en la madrugada de ayer, él aseguró haberse arrepentido de los insultos a Grafite, quien pese a ello insistió en mantener los cargos. “Es mi derecho como ciudadano”, argumentó.
“Declaró que en Argentina es común insultar a uno u otro, que allá no es delito decirle ‘negro’ a alguien”, dijo el comisario Dejair Gomes Neto, de la policía paulista. “No hay dudas sobre lo que dijo ni sobre el tono”, agregó el jefe policial.
El cónsul argentino en San Pablo, Norberto Vidal, estuvo toda la noche del miércoles haciendo gestiones para aclarar la situación de Desábato. “La legislación aquí (en Brasil) es muy dura y el tema racial es de total actualidad, por lo tanto hay mucha sensibilidad por estas cosas y a ello se le suma la clásica rivalidad futbolística entre argentinos y brasileños”, expresó el diplomático. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, reconocido hincha de Quilmes, admitió ayer haber realizado gestiones telefónicas hasta dos horas después del partido.
Cuando Quilmes y San Pablo jugaron el 16 de marzo, Grafite aseguró haber recibido insultos racistas por parte de los jugadores y de la hinchada quilmeña: “Algunos me llamaron ‘negro’ y ‘mono’ durante el partido. También me escupieron muchas veces, tanto los hinchas como los jugadores”. Antes del partido del miércoles, el propio delantero contó que saldría a jugar con una pulsera con declaraciones en contra del racismo.
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