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Bombos, robos y quejas
“No me agradó el recibimiento. Estoy indignada con el manejo, la organización y la seguridad. Fue pésimo”, se quejó la temperamental Mercedes Margalot. El clima previo había sido calmo, en el lugar aguardaban la llegada jugadores de inferiores de algunos clubes como CASI, Lomas, Atlético del Rosario y Quilmes, además de los familiares y amigos. Pero todo comenzó a degenerarse cuando intempestivamente irrumpió en el lugar el “célebre” Tula con su no menos famoso bombo, acompañado de una barra típicamente futbolera, que empezó a hacer presión para ingresar al salón VIP donde estaban las jugadoras. Este hostigamiento dio rápidos resultados: por ejemplo, al padre de Vanina Oneto le robaron todas sus pertenencias y lo mismo ocurrió con otras personas; incluso a Cecilia Rognoni, la mejor jugadora del mundo, pretendieron arrebatarle una cadenita de su cuello.
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