“Se sabe que El Abuelo estuvo oculto en una vivienda del sur del Gran Buenos Aires –acaso en el barrio San José de Temperley– entre los primeros días de mayo y la mañana del 29 de junio de 1994. Por entonces, se suponía que había viajado a los Estados Unidos para presenciar el Mundial de Fútbol. Nada más descabellado. Algunos integrantes de la barra brava de Banfield lo mantenían escondido en aquel lugar del territorio bonaerense.”

“Encabezados por un tal ‘Santa Fe’ –uno de sus líderes– estos individuos se presentaron un día en el predio que posee el club sobre el Camino de Cintura. Allí realizaba un entrenamiento el plantel futbolístico conducido por los directores técnicos Oscar López y Oscar Cavallero. El motivo de la visita se conoció instantes después. Dirigiéndose a un puñado de jugadores, el rubio jefe de la barra banfileña advirtió: ‘Si llega a aparecer la yuta (policía) por acá a preguntar cosas de nosotros, ustedes no saben nada de nada’.”

“Una voz preguntó tímidamente: ‘¿Por qué?’.”

“La respuesta inmediata dejó perplejos a los futbolistas: ‘Vieron que El Abuelo está desaparecido; bueno, lo tenemos nosotros en la casa de un amigo’. La confidencia fue acompañada de un pedido posterior. Los muchachos de la barra le solicitaron a un par de integrantes del equipo que visitaran a Barritta porque se iba a ‘poner contento’.”

El texto pertenece al libro Donde manda la patota, barrabravas, poder y política, del autor de esta nota. Fue publicado en diciembre de 1998 por Ediciones Agora y describe cómo aquella barra de Banfield ocultó al ex líder de La Doce fallecido, cuando se encontraba prófugo de la Justicia por el asesinato de dos hinchas de River Walter Vallejos y Angel Delgado, en abril de 1994.