A la candidatura de Bélgica y Holanda, como asegura la nota principal, nadie le presta atención. Y es cierto: la candidatura firmó su sentencia de muerte cuando decidió atenerse a la legalidad. Según denunció el lunes la investigación de Panorama, el programa televisivo de la BBC que desnudó las miserias de varios de los integrantes del Comité Ejecutivo que votarán hoy, existe un protocolo secreto que la FIFA impone a cada candidatura y que no debe hacerse público. Ese protocolo, una especie de carta de exigencias que la multinacional del fútbol requiere tanto de la federación del país que organiza el Mundial como del gobierno de esa nación, demanda, por ejemplo, la exención impositiva absoluta sobre los ingresos que la Copa del Mundo les genere tanto a la FIFA como a sus patrocinantes oficiales, o la flexibilización de las condiciones de ingreso de hinchas extranjeros al país. Los holandeses revelaron la existencia de ese protocolo. “Un gobierno hace leyes para todos, no para proteger a una organización. Eso no debe hacerse”, explicó indignada la diputada holandesa Renske Leijten. Eligieron la transparencia: un Mundial no puede organizarse a cualquier costo.