–¿Por qué cree que irrumpen personajes como el juez Perrotta, que se meten con el tema de la violencia, paran el fútbol y después desaparecen?
–El delirio de Perrotta aparece en el diario Perfil. Alguien me preguntó qué relación hay entre Perrotta y Fair Play y no supe contestar. Pero alguna relación hay. Porque uno de los abogados del sellito ése de Fair Play era abogado de Perfil y, curiosamente, abogado también del dirigente de Deportivo Español Ríos Seoane, en la acusación de homicidio contra otro dirigente del club, el gallego Ignacio Torres –que fue quemado vivo, bañado con aguarrás–, quien se oponía a la venta del club a la dupla Macri-Menotti, que querían llevar el club a Mar del Plata. Toda una metodología muy brutal, mostrando lo primitivo y claro del conflicto. Un viejo gallego nostálgico, pequeño comerciante, que quiere a su club y lo quiere ahí hasta la eternidad, contra otro que pretendía revolucionar y hacer vanguardia en el capitalismo del fútbol. Perfil es el que larga a Perrotta, quien aparece en las fotos con el diario bajo el brazo, pero lo preocupante no es Perrotta, sino lo que sucede en este país cuando cualquier jetón aparece y pisa el corcho de lo mediático.