DEPORTES
• SUBNOTA › EL ESPESO CLIMA ENTRE BLANQUICELESTE Y LA OPOSICION
La interna, siempre caliente
› Por Gustavo Veiga
Mientras el equipo hace lo suyo en el Apertura, entre Blanquiceleste y quienes cuestionan sus procedimientos el clima se va poniendo cada vez más espeso. No son pocos los que critican a la sociedad anónima, pero además al juez de la quiebra, Enrique Gorostegui, y al órgano fiduciario que nombró. Los integrantes de Racing Club Asociación Mutual que, entre otros, fundaron Gustavo Costas, Fernando Quiroz y el periodista de Canal 13 Luis Otero, o los Socios Autoconvocados, que lidera Oscar Crivari, son los sectores más activos.
La sociedad anónima que preside Fernando Marín se defiende desde su revista –va por el número 7–, que se entrega de modo gratuito los días de partido. Allí, en su último editorial titulado “En todos los frentes”, resalta sus logros que, depende del cristal con que se mire, pueden ser lo contrario. Un ejemplo es la polémica que rodea a la denominada Casa de Racing. Allí, según la empresa, “en poco tiempo más, los jóvenes de la pensión podrán disfrutar de los beneficios de una obra única en la historia del club...”
Para Blanquiceleste se trata de un lugar que estará habitable en un mes y que tendrá una superficie de 1340 metros cuadrados cubiertos, con capacidad para albergar a 60 chicos en quince habitaciones. Entre el estadio Presidente Perón y las piletas, también se construirán un gimnasio y una cancha que quedará lista en 2005. Para los Socios Autoconvocados, a la sociedad anónima se le concedió gratis la explotación del polideportivo y, además, el hospedaje para los juveniles no cuenta con la aprobación municipal y es una obra realizada para ahorrarse 3 millones de pesos.
Por su parte, la mutual que funciona en el predio Tita Mattiussi, vecino al shopping de Avellaneda, le ha pedido al juez Gorostegui que preserve el patrimonio del club “recuperado y construido por los hinchas, pero que corre riesgo de ser abandonado...”. Allí funciona un campo de deportes para las divisiones inferiores y se pretende levantar una escuela y el futuro hogar para jugadores que Blanquiceleste optó por construir en otro lado, con el argumento de que invertía dinero en “un terreno que sí es de Racing”.
Más allá de este conflicto por un predio que la sociedad comercial de Marín dejó librado a su suerte, sobre la empresa pesan sospechas de negociados con jugadores profesionales y amateurs, la acusación de que no invirtió los 15 millones de pesos que prometió y de que el dinero de las cuotas sociales no va a parar a Racing y sí a sus propias arcas por una reforma estatutaria.
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