El flamante consejero comercial y económico de la Unión Europea en Buenos Aires, el español Carlos Gimeno Verdejo, reconoció ayer que el afán más urgente de ese bloque es hacer lobby para que Argentina adopte la norma europea de televisión digital. Tarea que emprenderá luego de que la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner hiciera pública la preferencia por adoptar la japonesa, a semejanza de Brasil. Julio De Vido no ha respondido al pedido de audiencia que le formularon los responsables de esa delegación extranjera.

El secretario de Medios, Enrique Albistur, escuchó las explicaciones del sistema europeo (DVB) dadas por la representación europea local que comanda el español Gustavo Prada. Hasta hace pocos meses Argentina se mostraba más amigable a esta propuesta que a la fórmula norteamericana ATSC o a la de Japón. Ahora estaría optando por esta última para facilitar la complementación económica y tecnológica con Brasil.

La adopción del estándar digital implica inversiones en equipamientos de los canales transmisores, conversores y el desarrollo de otros negocios asociados. De ahí el afán de los proveedores de la tecnología de que se priorice su oferta. “Argentina debe elegir lo que más le convenga y no aquello que complazca a Brasil”, provocó ayer Verdejo en su primer encuentro con la prensa local. Uruguay ya optó por la DVB y los europeos no quieren resignarse a que Buenos Aires emule al principal socio del Mercosur. Por ahora, ésa es la principal acción de lobby que encarará Europa respecto de la Argentina. La situación de Marsans, operador de Aerolíneas Argentinas, no es tema comunitario, a menos por el momento. “España podría invocar algún tratado de inversiones bilateral”, sugirió el delegado comercial.

La cuestión no será, por lo tanto, incluida en la agenda de la reunión de la Comisión Mixta que integran Argentina y la Unión Europea, que se llevará a cabo a fin de noviembre. En ese cónclave bilateral se analizará la propuesta de cancelación de deuda que el país ha formulado al Club de París y la que pueda formalizar a los holdout para incorporarlos a un nuevo canje. La UE está analizando la redacción de un comunicado oficial sobre este último tema. La atención de los europeos, sin embargo, está centrada en la perspectiva de futuros negocios, lo que supone también nuevas inversiones.