El dólar subió ayer otro centavo y llegó a los 3,50 pesos. Así la divisa alcanzó valores que no registraba desde diciembre de 2002. En una jornada donde el nivel de operaciones estuvo por debajo del promedio, el Banco Central dijo presente en el mercado mayorista y vendió dólares para evitar mayores movimientos en la cotización. Mientras tanto, la Bolsa porteña se mantuvo prácticamente sin cambios y subió un leve 0,1 por ciento, en línea con el tímido comportamiento positivo de los principales índices de Wall Street.

Desde que empezó el año, el Central viene recomprando divisas y volvió a ubicar su nivel de reservas internacionales por encima los 47 mil millones de dólares. Ayer, pese a las ventas que realizó para mantener el valor del dólar, las reservas quedaron en 47.051 millones de dólares. La autoridad monetaria intervino en el segmento mayorista ofreciendo dólares y la divisa terminó la jornada superando levemente el cierre del viernes a 3,4825 pesos. El volumen operado fue de 313 millones de dólares, debajo del promedio de la semana pasada.

Los operadores de la city porteña no se mostraron sorprendidos porque la moneda estadounidense alcanzara nuevamente la “barrera psicológica” de los 3,50 pesos. En diferentes bancos y casas de cambio coincidieron en remarcar que se trata de “una suba avalada por el Central y el Gobierno”. Por eso, en el microcentro descartan que el tipo de cambio continúe con una marcada tendencia alcista, aunque no descartan movimientos leves en ambas direcciones.

Para algunos analistas, 3,50 pesos es el techo. Esa cotización simbólica, señalan, coincide con el valor que reclamaban algunos sectores industriales para ganar mayor competitividad. Algunos memoriosos recordaron que esa cifra también estuvo entre las demandas del presidente de Federación Agraria, Eduardo Buzzi. Además, remarcan que el aumento podría incentivar la liquidación de divisas por parte de los exportadores y también le permite a la autoridad monetaria recomponer reservas. “El BC necesita más dólares para que el pago al Club de París, y otros vencimientos en los que colabore, no dejen una marca tan grande en sus reservas”, apuntaron desde la mesa de dinero de un banco extranjero.

Por su parte, fuentes del Central afirman, como lo vienen haciendo desde el año pasado, que “no existe ni techo ni piso, el objetivo de la entidad es mantener la estabilidad del tipo de cambio sin movimientos bruscos” y también advierten que “las reservas están para usarlas”.

La última vez que el dólar llegó a 3,50 pesos fue el 22 de diciembre de 2002, a menos de un año de la salida de la convertibilidad. En ese momento, las reservas internacionales rondaban los 10 mil millones de dólares. Desde el piso registrado en junio, durante la crisis generada por el lockout agropecuario, cuando llegó a cotizar a 3,04 pesos, el billete verde se revaluó un 13,5 por ciento.

A mediados del año pasado, la decisión del Gobierno de apreciar el tipo de cambio buscó “castigar” a los exportadores de granos y, aunque no lo reconocen públicamente, reducir las presiones inflacionarias. Por otro lado, la autoridad monetaria se encargó de demostrar su “poder de fuego” para desactivar minicorridas mediante la venta de reservas. En este escenario, el BC utilizó más de tres mil millones de dólares para controlar la evolución del mercado cambiario.

Finalizada la etapa más dura de la crisis con el campo, el Gobierno comenzó a permitir que el dólar subiera. Mientras tanto, la crisis financiera internacional golpeó fuerte y Brasil, principal socio comercial del país, devaluó su moneda un 40 por ciento renovando así las presiones por mayor competitividad. El peso acumula una devaluación de 10,4 por ciento desde fines de diciembre de 2007, frente a 32 por ciento de depreciación del real brasileño en el mismo lapso. El euro, en tanto, se apreció cinco centavos a 4,46 pesos comprador y 4,59 para la venta, en sintonía con su apreciación en el mercado internacional de divisas.

Por su parte, la Bolsa porteña terminó la rueda con una leve mejora del 0,10 por ciento, tras alcanzar un máximo transitorio del 2,90 por ciento, a tono con los vaivenes de las Bolsas neoyorquinas.