Sáb 26.01.2002

ECONOMíA  › ANNE KRUEGER, Nº 2 DEL FMI, DICE AHORA QUE ESTA “ANSIOSA” POR AYUDAR

Apretar pero no ahorcar, plan del Fondo

Luego de varios días de castigar al gobierno de Eduardo Duhalde, ayer la funcionaria clave del FMI indicó que el organismo está dispuesto a ayudar al país. En la city empieza a preocupar la lentitud del equipo de Remes. Crece el consenso de emitir para salir del parate.

› Por Claudio Zlotnik

En la semana había maltratado a la Argentina por su política económica y anticipó que el Gobierno no debía depositar demasiadas esperanzas en el Fondo. Ayer, por el contrario, aseguró que el FMI “está ansioso” por ayudar al país. Con sus declaraciones, Anne Krueger, número dos del organismo, parece marcar la relación amor-odio entre el Fondo Monetario y la Argentina. Atento a los constantes reclamos de la institución, el embajador brasileño José Botafogo Gonçalves la hizo responsable de la crisis argentina e instó a que se le dé una ayuda financiera inmediata. En medio de los tironeos y las idas y vueltas, en la city reclaman que el Gobierno haga algo para mover la economía.
Esta vez, Krueger habló desde Tokio. Tres días antes, en Australia, había asegurado que le parecía “elevada” la expectativa del Gobierno de obtener una ayuda de 15 mil millones de dólares. Los ejecutivos del Fondo también aseguraban que no había salida “sin sufrimiento” para la Argentina. Después de poner distancia, ayer Krueger prefirió el acercamiento. “Estamos ansiosos de poder ayudarlos. Deseamos ver una salida a la difícil situación lo antes posible”, exageró.
Pero más allá de las declaraciones, sean éstas explosivas o conciliadoras, lo cierto es que la relación con el FMI atraviesa un momento pantanoso. Según expresan las propias autoridades, en el Fondo están a la espera de que Duhalde presente su “plan sustentable”. Un hecho que no sólo no ocurrió sino que hay quienes suponen que falta mucho para que eso se concrete.
Según pudo saber Página/12, hay dos hechos que están trabando las negociaciones entre el Fondo y el Gobierno. En el organismo afirman que al equipo económico “le faltan credenciales”, tal como definió a este diario un hombre cercano a la institución, y, al mismo tiempo, descreen de la estrategia tomada por Jorge Remes Lenicov. Un financista con acceso al FMI lo definió así: “El Gobierno tiene tanta inmovilidad como el de De la Rúa, con la diferencia de que se devaluó el peso”.
Si bien en la city son mayoría los banqueros que reclaman estricta disciplina fiscal para salir de la crisis, limitando al máximo la emisión de dinero, también es cierto que entre los financistas va ganando posiciones un argumento algo más heterodoxo: permitir una mayor liquidez, dando lugar a un arranque de la economía. Esta liquidez podría darse a través de una flexibilización mayor del corralito. El riesgo es que la forma de hacerlo sería a través de la emisión de pesos, lo que daría espacio a un brote inflacionario y, tal vez, a una disparada del dólar.
El FMI no vería con desagrado esa vía. En el Fondo no tendrían demasiados escrúpulos en dar marcha atrás con la receta recomendada en los últimos años, consistente en el ajuste sobre el ajuste. Después de todo, lo que el FMI necesita es que la Argentina vuelva a crecer para asegurar el repago de su deuda. Y no estaría nada mal que lograra ese objetivo a través de una emisión monetaria capaz de cerrar un rojo fiscal de entre 6000 y 8000 millones de dólares, pero que a la vez sirviera para mover la economía. El repunte de la inflación que traería aparejada aquella emisión monetaria –que algunos especialistas de la city ubican entre 20 y 40 por ciento anual– cumpliría a la vez con el objetivo buscado históricamente por los fondomonetaristas: achicar el gasto público en términos reales. Lo que no cuenta este cálculo de los financistas es el impacto social de la inflación ni si habría una fuerte caída de la recaudación impositiva que obligue a aumentar el nivel de emisión de moneda.
“La clave para llevar adelante este plan es situar a un experto en política monetaria en el Banco Central, de manera de evitar una híper”, reflexionó en diálogo con este diario un banquero. En la city sostienen que el plan mostrado hasta ahora por Remes “no es ambicioso”. Y, en línea con lo expresado por Horst Köhler, “con cualquier salida que se aplique habrá sufrimiento”. En este esquema, donde la emisión monetaria sería el motor de la economía, la ayuda del Fondo Monetario debería aplicarse a sostener el tipo de cambio. Con más cantidad de pesos en circulación, es casi seguro que habrá una corrida a favor del dólar. Es sabido que la gente prefiere atesorar en dólares para resguardar sus ahorros. Bajo este esquema, los fondos frescos servirían para apagar la sed de quienes quieran pasarse a la moneda estadounidense. “En todos los países que devaluaron, el FMI prestó dinero para controlar el tipo de cambio. Lo importante es que la economía arranque. Después hay que estabilizar las variables que se dispararon, como la inflación. Pero no hay que dudar: bajo el actual camino vamos a un nivel récord de desempleo porque está todo parado. Nadie sabe qué va a pasar ni cuáles serán las reglas de juego. Aun cuando lo que venga sea inflación, el Gobierno debe mostrar que controla la situación y exhibirse activo”, concluyó un importante banquero.
Los cacerolazos de anoche dan cuenta del desgaste que va sufriendo el Gobierno para tomar la iniciativa.

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