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El indicador de coyuntura para la actividad de la construcción mostró una tendencia bajista en el primer bimestre del año. Conocidas las estimaciones del Indec para febrero, el valor acumulado del índice en los dos primeros meses del año refleja una caída del 2,8 por ciento respecto del año anterior. La tendencia en las ventas de insumos para el sector evidenciaría que son las obras nuevas, en sus primeras etapas, las que muestran una mayor contracción, ya que se observan bajas en febrero, respecto del año anterior, más marcadas en cemento y en hierro redondo para hormigón, mientras que se mantienen subas importantes en pisos, revestimientos y cerámicos, en asfalto y en ladrillo hueco.

Un estudio realizado por la consultora Economía & Regiones, de Rogelio Frigerio (nieto), pronostica que la actividad en el sector no repuntará hasta que no desaparezcan las expectativas de que la devaluación seguirá su rumbo. El análisis centra el comportamiento de la construcción en las expectativas especulativas de los inversores: así, si se prevé que el dólar se seguirá valorizando, quien estudie una inversión en construcción postergará su decisión hasta tanto la divisa estadounidense se estabilice.

“Las expectativas de depreciación del peso serán eliminadas sólo cuando los argentinos dejemos de considerar que el dólar está barato”, vaticinó E&R. Y agregó que “el dólar dejaría de estar barato para la percepción de los argentinos sólo si el aumento del tipo de cambio nominal es mayor al incremento de los costos domésticos”.

La suba del dólar en marzo, casi un 4 por ciento, superó largamente cualquier proyección de aumento de costos domésticos y, sin embargo, la construcción sigue estando lejos de repuntar.

El informe de Economía & Regiones apunta que, desde el tercer trimestre de 2008, la economía argentina “exhibe claros síntomas de enfriamiento (...), fenómeno que es aun más fuerte en la construcción, uno de los sectores más procíclicos de la economía, por lo cual es lógico que las inversiones del sector se vean frenadas”. E insiste en que “hay un efecto adicional que perjudica específicamente a este sector, y es nada menos que la expectativa de devaluación del peso argentino”.