El “mejor alumno” latinoamericano obtuvo su premio. Chile fue aceptado como país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La entidad agrupa a los países más poderosos del mundo y el vecino trasandino será el segundo miembro latinoamericano, después de México. La adhesión se formalizará en enero.

Chile se caracterizó, al menos después de la experiencia pinochetista, por aplicar políticas económicas apegadas a la ortodoxia, razón por la cual es usualmente alabado por el establishment. Incluso el actual gobierno de Michelle Bachelet no aplicó cambios radicales, sino más bien un giro moderado hacia el progresismo, viraje que puede frenarse si se consuma el triunfo de la derecha en el próximo ballottage. En este contexto, se entiende el galardón de parte de la entidad desde la cual los países más ricos hacen lobby para imponer sus intereses y su visión del mundo.

“La OCDE invita a Chile a sumarse a ella para echar las bases de una economía más fuerte, más sana y más justa”, subrayó el secretario general de la entidad, el mexicano Angel Gurría. Se declaró orgulloso de invitar a Chile, ya que “se merece este lugar” en la OCDE, y destacó la adhesión de ese país “por las políticas macroeconómicas durables y su lucha vigorosa contra la pobreza y la desigualdad”. Además, la OCDE retiró anteayer al país vecino de la lista gris de paraísos fiscales.

“Podemos legítimamente sentirnos orgullosos, pero a la vez humildes, y asumir este logro como una gran oportunidad para ingresar a un grupo de países y compartir con ellos las lecciones que aprendieron en este salto al desarrollo, que fue muy exitoso”, manifestó Bachelet. Chile era país observador de la OCDE desde 1993 y en mayo de 2007 empezó las negociaciones de adhesión.