La disputa por las importaciones de alimentos continúa. La presidenta Cristina Fernández negó desde Madrid que haya restricciones, pero los empresarios aseguran que las trabas están “de hecho” a partir de la demora en la entrega de certificados de calidad sanitaria. Admiten que dichos comprobantes “se liberaron durante el fin de semana”, aunque otras voces siguen manifestando problemas. Brasil también percibe “flexibilización” en las trabas. La medida sigue bajo análisis.

De visita en Madrid como presidenta pro-témpore del Mercosur y con el objetivo de relanzar el vínculo comercial del bloque sudamericano con la Unión Europea, Cristina Fernández habló públicamente del conflicto por las importaciones y desestimó las versiones que circulan acerca de la traba que impulsa la Secretaría de Comercio Interior. “No hubo restricciones de ninguna manera a las importaciones de alimentos”, manifestó. En tanto, ofreció su explicación de la actual disputa: “No tenemos que asustarnos de que haya intereses comerciales de un lado y del otro. Tenemos que ser muy sensatos, realistas, inteligentes, y ver la película entera y no ver (sólo) la paja en el ojo ajeno”, indicó.

Sin embargo, los importadores advierten que, aunque no hay una resolución formal, la restricción se efectiviza mediante la demora en la entrega del certificado del INAL (Instituto Nacional de Alimentos), dependiente del Ministerio de Salud, ahora bajo la influencia de Guillermo Moreno. Es un organismo que certifica la calidad sanitaria de productos de elaboración terminada. Los empresarios afectados dijeron que cuando se comunicaron con el INAL, les informaron que debían contactarse con Moreno.

Según explicó a Página/12 el titular de la Cámara de Importadores (CIRA), Diego Pérez Santiesteban, “durante casi quince días no se liberaron certificados”. Sin embargo, “a partir del pasado fin de semana hubo despachos desde el INAL”. En ese sentido consideró que las palabras de la Presidenta “son muy alentadoras. Es una señal”. Los empresarios participaron de una reunión con Moreno durante la semana pasada, donde le pidieron que haga una revisión de la medida “producto por producto” y “que no se generalicen situaciones distintas”. Se comprometieron a llevarle información para justificar los cambios que buscan introducir. “Le pareció bien”, indicó Santiesteban.

Con otra línea dentro del empresariado, el importador de alimentos Guido Agostinelli aseguró a este diario que su mercadería “está parada hace dos semanas a raíz de la demora con el certificado del INAL”. El producto frenado es aceto balsámico de Modena, Italia. “Lo puedo sacar del puerto, pero sin el certificado no tengo derecho a uso”, agregó. Según explicó, los empresarios más identificados con la CIRA importan productos de consumo masivo. En cambio, otros importadores afectados –entre los que Agostinelli se autoincluye– se dedican a bienes de consumo “exclusivos”. La diferencia de escenario podría tener que ver con una política de Comercio Interior de priorizar a los bienes masivos, para evitar desabastecimientos.

Los productos liberados durante el fin de semana fueron choclos, tomate en lata y bebidas, entre otros, la mayoría de origen brasileño. Seis camiones provenientes del país vecino que estaban frenados en la Aduana fueron liberados, mostrando cierta intención oficial de no confrontar con el estratégico socio, que ya adelantó que si se lo perjudicaba iba a responder con represalias. La medida para restringir las importaciones sigue en estudio y falta confirmar cómo se instrumentaría en términos formales. Una opción es a través de las licencias no automáticas de importación, que maneja el Ministerio de Industria.

Informe: Javier Lewkowicz.