Vie 28.05.2010

ECONOMíA  › MARCO AURELIO GARCIA, ASESOR DE LULA, DESESTIMO LA DISPUTA POR LA IMPORTACION DE ALIMENTOS

“No hay ningún ánimo de represalias”

Como antesala del encuentro que hoy tendrán Lula con CFK, Brasil negó la posibilidad de sanciones comerciales.

El gobierno brasileño buscó despejar definitivamente el tono de confrontación comercial con la Argentina, generado a partir de supuestas restricciones al ingreso de alimentos importados del vecino país. “No hay clima para represalias. La pelea entre Brasil y Argentina sólo tiene consistencia en el fútbol”, bromeó Marco Aurelio García, asesor para Asuntos Internacionales y uno de los hombres más cercanos a Lula, según se lo reconoce en el ámbito político internacional. Intentó así dejar de lado las especulaciones en torno de que Brasil pueda responder con medidas paraarancelarias contra las exportaciones argentinas. La presidenta Cristina Fernández participará hoy del III Foro de la Alianza de las Civilizaciones, que se celebra en Río de Janeiro. Estarán presentes diversos mandatarios y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y debatirán, entre otras cosas, el programa nuclear de Irán. Respecto de un probable cruce a solas con Lula, Marco Aurelio señaló que “si mañana (por hoy) tienen un encuentro, abordarán ese asunto, pero sin ningún ánimo de represalia”.

En las últimas jornadas, funcionarios de alto rango de la administración de Lula da Silva aludieron a la posibilidad de “tomar represalias” (retaliar, en portugués), pero sólo en caso de que se efectivizara o se confirmara la existencia de restricciones por parte de las autoridades argentinas a productos brasileños. Incluso los dos funcionarios que este miércoles se refirieron al tema –Miguel Jorge, ministro de Desarrollo, y Welber Barral, secretario de Comercio Exterior– señalaron que dicha información sólo les había llegado por “los medios de prensa argentinos”, pero que no tenían denuncias al respecto.

Sin embargo, desde la poderosa federación de industriales de San Pablo se advirtió que numerosas operaciones de venta de alimentos a la Argentina habían sido canceladas en los últimos días por sus importadores, por temor a que no pudieran pasar por la frontera. Ricardo Martins, director ejecutivo de la Fiesp, aseguró que “el 70 por ciento de los embarques previstos” no había podido concretarse.

La supuesta medida en defensa de la producción nacional despertó reclamos de los importadores argentinos y pedidos de cautela de parte de los industriales. Héctor Méndez, presidente de la Unión Industrial Argentina, señaló que “hay que ser criteriosos, buscar caminos de equilibrio, no nos tenemos que manejar exultantes, hay que negociar para resolver los problemas”. Sostuvo que “ellos se protegen –por Brasil–, nosotros nos protegemos, pero no tiene que ser con perfil confrontativo sino de negocios”.

La aparente restricción a las importaciones de alimentos se atribuyó a una orden no escrita del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien habría transmitido verbalmente la intención de aplicar la medida a partir del 1º de junio próximo. Esta comunicación habría provocado la anulación de operaciones de importación por parte de grandes cadenas de supermercados, lo que motivó la queja de los industriales de San Pablo. En las primeras semanas de mayo hubo además ciertas dificultades para el ingreso de alimentos del vecino país por trabas aparentemente sanitarias, pero dichos trámites se fueron flexibilizando en los días siguientes hasta alcanzar un nivel de aparente normalidad, según admiten desde los mismos sectores importadores del lado argentino.

Ayer, Marco Aurelio García enfatizó el aspecto de la buena sintonía política entre ambos gobiernos por sobre la disputa comercial. Luego de los festejos del Bicentenario, con Lula da Silva como invitado, y de cara a la visita a Río de Janeiro de la presidenta Cristina Fernández por motivo del III Foro de la Alianza de las Civilizaciones, los brasileños prefirieron bajarle el tono al conflicto. “No hay clima para represalias. La pelea entre Brasil y Argentina sólo tiene consistencia en el fútbol”, bromeó Marco Aurelio. Indicó que la reunión en Buenos Aires entre ambos mandatarios fue “calurosa” y aseguró que “si mañana (por hoy) tienen un nuevo encuentro, abordarán ese asunto –el conflicto comercial–, pero sin ningún ánimo de represalia”.

“El problema fue una medida de un funcionario de segundo escalón, que podemos resolverlo tranquilamente por la vía de la negociación”, agregó el asesor de Lula en referencia a la supuesta comunicación verbal de Moreno. “Países que tienen una relación como la Argentina y Brasil difícilmente van a enfrentar una crisis por esa situación. No hay ninguna preocupación, no va a afectar las relaciones”, concluyó.

Hasta ahora, la aplicación de la medida no es algo que esté constatado y hubo pocas quejas concretas de los vecinos. El gobierno brasileño tuvo reuniones en Cancillería, pero admite que por ahora se trata en mayor medida de “rumores y trascendidos”. Además niegan que las dificultades de algunos camiones en la frontera signifiquen que la traba está vigente. En cambio, importadores locales indican que por los rumores se han frenado algunas compras a Brasil. Jorge Rodríguez Aparicio, titular de la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña, manifestó que “no tenemos ninguna norma, pero los comentarios ya tuvieron repercusión porque nadie va a comprar productos si después en la Aduana le van a restringir el ingreso”.

La ministra de Industria, Débora Giorgi, también procuró bajarle el tono al conflicto. “No hay ninguna presentación formal realizada por Brasil sobre restricciones al ingreso de alimentos y tampoco tenemos evidencia de la existencia de camiones brasileños impedidos de cruzar la frontera”, indicó. Por su lado, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aseguró que el conflicto “no es un tema que nos tenga que sacar de quicio”. Con mayor precisión, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, indicó que “de ninguna manera nos vamos a distanciar con Brasil, hay sí una pelea de intereses porque nuestro gobierno defiende la industria nacional”.

El gobierno brasileño se debate entre el lobby de los poderosos industriales de San Pablo y la preservación de su alianza regional y la relación comercial con sus socios del Mercosur. En una etapa de campaña política, en la que el principal contendiente electoral, José Serra, hizo eje en su cuestionamiento al bloque regional, el gobierno de Brasil parece haber resuelto salir prontamente al cruce de la presión mediática.

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