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El Fondo Monetario cree que lo peor ya pasó. “Hay indicios en la Argentina de que la economía puede haber superado lo peor”, asegura el organismo en su informe semestral. Habla de un “fuerte crecimiento en la producción industrial y la construcción”, y dice que “la confianza de los consumidores está en aumento”. Sin embargo, advierte que todavía existen “fragilidades importantes” en la economía; una manera elegante de abrir el paraguas por si las cosas se desquician después de las elecciones. Por otro lado, aunque parezca un chiste, el economista jefe del Fondo, el ultraliberal Kenneth Rogoff, se deshizo en inusuales elogios al gobierno de Lula en Brasil: “Las políticas económicas que aplicó han dado un resultado excelente y si continúa esta tendencia puede que algún día su actuación sea juzgada como histórica”, afirmó.
Ayer, en Washington, el Fondo Monetario ofreció una conferencia de prensa en la que difundió el informe semestral “Perspectivas económicas mundiales”. La reunión fue, además, el primer acto de la Asamblea de primavera (boreal) del organismo, que será inaugurada oficialmente hoy. Roberto Lavagna viajó anoche hacia Washington para participar del encuentro, junto con ministros de Economía y banqueros de la mayoría de los países socios del organismo.
El documento del FMI pronostica para este año un crecimiento del 3 por ciento para la economía mundial y de sólo 1,5 por ciento para América latina, que de cumplirse sería por tercer año consecutivo la región del mundo de menor crecimiento.
Pero además, por primera vez en mucho tiempo, es moderadamente optimista a la hora de evaluar la economía argentina. “La Argentina comenzó a experimentar un fuerte crecimiento en la producción industrial y la construcción desde mediados del año pasado”, sostiene el informe. Y agrega que “si bien el PBI registró sólo una modesta recuperación en los últimos meses, diversos indicadores muestran que la economía argentina marcha por la senda de la recuperación”. Por otro lado, señala que “la confianza de los consumidores está en aumento y el desempleo ha disminuido, lo cual refleja, en parte, el crecimiento de los beneficiarios bajo programas de apoyo al empleo”, interpreta.
Durante la conferencia, Kenneth Rogoff dijo que la recesión argentina, con una caída de 20 puntos del PBI, fue “la mayor jamás experimentada en ningún sitio que no fuera una zona de conflicto”. Para Rogoff –defensor a ultranza de las políticas del Fondo en la polémica generada por las vitriólicas opiniones sobre el organismo expresadas por el Nobel Joseph Stiglitz– el acuerdo logrado con el FMI “ha aportado cierto espacio para el crecimiento”. Pero destacó la importancia de que, después de las elecciones, el nuevo gobierno empiece a pagar su deuda. “Los países con un mal historial crediticio son más vulnerables a los vaivenes externos que otros”, teorizó.
Sin embargo, en el Fondo advierten también que aún persisten “fragilidades importantes”, entre las que cita el riesgo inflacionario.
“Los niveles de pobreza siguen siendo extremadamente altos y los indicios de estabilización de los precios reflejan, en parte, los controles que se mantienen sobre las tarifas de los servicios públicos”, sostiene el documento. La posibilidad de un repunte de la inflación es una obsesión para los funcionarios del Fondo. Por eso, siguen exigiendo como una prioridad una política monetaria estricta (la llamada “ancla monetaria”), aun a riesgo de matar la incipiente recuperación que ellos mismos avizoran.
El otro hecho sobresaliente de la conferencia del FMI fueron los exagerados elogios de Rogoff para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Según el economista, las recetas aplicas por Lula han tenido un resultado “excelente” y, de continuar en el mismo rumbo, su gestión puede quedar para la historia.