ECONOMíA › PROTECCIONISMO Y AYUDA FISCAL. EL CASO DE LA EMPRESA CVA
› Por Javier Lewkowicz
El tipo de cambio competitivo, la protección comercial y el beneficio del bono de capital les permitieron a muchas pymes incrementar el nivel de ventas en el mercado interno y sustituir importaciones. De ahí que entidades empresarias como la Cgera, Apyme y la agrupación José Ber Gelbard apoyen en general al Gobierno. Un caso exitoso que muestra la potencialidad del mercado interno como plataforma de despegue para una firma mediana es el de Control Vehicular Argentino (CVA), que fabrica en Munro equipos para el diagnóstico de alineación, suspensión y frenos para el sector automotor. La empresa creció en base a exportaciones hasta 2009, cuando la crisis internacional cerró mercados. Luego aceleró las ventas al mercado interno de la mano de la política comercial. Ahora busca que a partir de la compensación comercial “1 a 1” que exige el Gobierno, las automotrices utilicen sus productos en el exterior.
Buena parte de la rentabilidad del negocio automotor, advierten estudios del sector, pasa en la actualidad por los servicios de posventa, debido a que los márgenes en el segmento de venta de los autos muestran una caída tendencial. También los concesionarios, según las conclusiones que se desprendieron de la última convención de Acara en Mendoza, buscan mejorar la prestación de ese tipo de servicios. Los equipos para control vehicular, que son rampas con instrumentos de medición y una computadora que analiza los datos, en la década de los ’90 se importaban de Alemania y Francia. Las empresas dedicadas a ese negocio trabajaban con la adquisición desde el exterior y el servicio técnico de las máquinas.
La firma CVA comenzó a principios de los ’90 importando esos equipos. Con la devaluación que encareció las productos importados, pudo competir en el mercado con una máquina con mayor contenido de partes locales. Desde su implementación, poco antes de la salida de la convertibilidad, el bono fiscal del 14 por ciento para los fabricantes de bienes de capital le permitió tener una ventaja frente a la competencia externa. El estrecho vínculo con una importante fábrica de amortiguadores motivó que incrementara, hasta la crisis internacional, las exportaciones, que constituían el 60 por ciento de las ventas. “Desde 2009 se cerraron todos los mercados. Allí cobró creciente importancia la demanda interna, donde ganamos participación de mercado en buena medida a partir de la protección comercial”, explicó a este diario Constantino Abella, dueño de la empresa.
Esa compañía desarrolló y patentó un equipo de diagnóstico que no requiere obra civil, aprovechado por Ford y Volkswagen como herramienta de marketing en la costa y en lugares de vacaciones de invierno, donde ofrecieron control vehicular gratuito a sus clientes. También subieron las ventas a concesionarios, talleres, gomerías y plantas de verificación oficiales. El mercado interno representa ahora casi un 85 por ciento de sus ventas, que crecieron en forma acelerada en los últimos años. Además, Abella participó de las misiones comerciales a Brasil, Azerbaiján y Angola junto al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y su par de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri. Pretende incrementar las ventas a esos destinos, mudar la fábrica a un parque industrial y ampliar la escala de producción.
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