Roberto Lavagna negó enfáticamente que vaya a haber cambios al proyecto de reforma del régimen del monotributo y rechazó las interpretaciones de que por la misma vaya a producirse un aumento en las cuotas. “De ninguna manera”, respondió ofuscado. Al mismo tiempo, negó que la iniciativa sea retirada, lo que daría a entender que se mantendría un tope de 72.000 pesos anuales en la facturación de las empresas de servicios para poder acceder al régimen simplificado de pago de impuestos.
Visiblemente molesto, al término de la conferencia de prensa que brindó junto con su colega de Planificación, Julio De Vido, el titular del Palacio de Hacienda desestimó que los cambios tributarios presentados por el Gobierno sean un “impuestazo”. “La reforma tiene temas infinitamente más importantes que el del monotributo”, insistió.
Lavagna tenía pensado discutir ayer la reforma tributaria junto a los jefes de los bloques parlamentarios del justicialismo, el senador Miguel Angel Pichetto y el diputado José María Díaz Bancalari. Los tres se encontraron unos pocos minutos en la Casa Rosada durante los anuncios matinales de Néstor Kirchner. Pero la reunión se postergó porque Díaz Bancalari debió ir al Parlamento para asistir a la sesión donde se aprobó la ley de intervención del PAMI.
Antes de las últimas declaraciones de Lavagna, en el Congreso había voces contrarias al proyecto oficial. Varios diputados del PJ criticaron los aumentos en el monotributo y ligaron esa decisión con una supuesta intención del Gobierno de dar por terminado ese régimen. En las filas del justicialismo también mencionaban la posibilidad de “mejorar” el proyecto que considera una asociación ilícita a aquellas personas o grupo de empresas que ayuden a otras a evadir impuestos.
En el bloque oficialista de la Cámara baja calcularon que los cuatro proyectos enviados por el Gobierno serán analizados en las distintas comisiones recién la próxima semana. Y que la aprobación llegaría en la primera o segunda semana del mes que viene.