ECONOMíA › LA POLITICA EN SEGURIDAD SOCIAL REDISTRIBUYE RECURSOS DE SECTORES ALTOS HACIA LOS MAS POBRES
El aumento del 35,3 por ciento en la Asignación Universal por Hijo y los incrementos diferenciados de asignaciones familiares para favorecer a los salarios más bajos acentúan una estrategia de redistribución de la riqueza que empezó en 2003.
› Por David Cufré
La batería de medidas que anunció el Gobierno en materia de seguridad social producirá cambios significativos en la distribución del ingreso. El 10 por ciento más pobre de la población surge como el gran protagonista de los anuncios. Allí es donde recae la mayor proporción de recursos de los 16.803 millones de pesos adicionales que volcará la Anses en un año a partir de las subas de asignaciones familiares, Asignación Universal por Hijo y Embarazo y el plus por ayuda escolar. Si los aumentos hubieran sido iguales para todos, sin diferenciar entre quienes más ganan y quienes están en la base de la pirámide, cada uno de los doce millones de hogares que existen en el país hubiese recibido 1319 pesos. Pero como los incrementos están sesgados en favor de estos últimos, las proporciones cambian notoriamente. El primer decil se quedará en promedio con 3991 pesos por hogar, mientras que el décimo, que agrupa a los más adinerados, obtendrá sólo 44 pesos.
Esa orientación de la ayuda social tendrá como efecto una reducción de la brecha de ingresos entre los más ricos y los más pobres. En 2012, los primeros ganaron 12,6 veces más por hogar que el primer decil. Con los incrementos de la AUH, asignaciones familiares y demás, la diferencia se achicará a 10,7 veces, según una estimación de la Anses en base a datos oficiales.
Volviendo al ejemplo anterior, el segundo decil se quedará con 2664 pesos por hogar del total de fondos adicionales que pondrá la Anses a raíz de las medidas decretadas. Al tercer decil le quedarán 1954 pesos en promedio por hogar; al cuarto, 1612 pesos; al quinto, 936 pesos; al sexto, 928 pesos; al séptimo, 593; al octavo, 300, al noveno, 175, y al décimo, 44.
Las políticas de seguridad social que viene desplegando el Gobierno a través de la Anses fueron cambiando el mapa de la distribución del ingreso en la Argentina. Como se ve, la creación de la AUH fue clave en ese proceso, pero también la moratoria previsional que les permitió acceder a la jubilación a más de 2,5 millones de personas, los fuertes aumentos que tuvo la jubilación mínima en los primeros años de kirchnerismo y, en menor medida, los mayores incrementos de las asignaciones familiares a trabajadores formales para quienes tienen salarios más bajos.
La Anses hizo un estudio que compara cuánto ingresa cada argentino a la seguridad social, tanto a través de los aportes salariales para jubilación y otros destinos, como por derivación de impuestos que también financian a la Anses, como IVA, Ganancias y Combustibles, entre otros. Y por otro lado estimó cuánto cobra cada argentino de la seguridad social. Después desagregó esa información por deciles de ingresos y la comparó entre lo que ocurría en 2003 y lo que sucedió en 2012. La conclusión es que en 2003 el sistema tendía a ser neutro, por lo tanto la seguridad social no acortaba distancias entre ricos y pobres. El primer decil –más pobre–tenía un saldo positivo entre lo que aportaba y lo que cobraba de la Anses que era equivalente a apenas el 2,6 por ciento de sus ingresos totales. A fin de 2012 la relación era totalmente otra: la AUH y demás beneficios sociales representaban para el primer decil el 25,3 por ciento de los ingresos del hogar, descontado lo que ese decil ingresaba a la seguridad social.
El décimo decil, por el contrario, en 2003 tenía un saldo negativo que representaba apenas el 4,5 por ciento de sus ingresos familiares entre lo que ponía y lo que cobraba de la seguridad social. A fin del año pasado esa relación pasó a ser negativa en un 15,4 por ciento. Es decir, las medidas de protección social están logrando una derivación de recursos de los sectores más pudientes a los más pobres. Esto también se observa con nitidez en el segundo y tercer decil. En 2003, los primeros tenían un saldo positivo equivalente a sólo el 1,3 por ciento de los ingresos familiares, en tanto que a fin de 2012 llegó a 15,6 por ciento. Y el tercer decil pasó de 1,7 a 11,6. La escala sigue para el cuarto decil con cero en 2003 y 11,5 en 2012, para el quinto pasó de -1,2 a 12,8; para el sexto, de 1,9 a 5,5; para el séptimo, de 0,2 a 1,8; para el octavo de 1,4 a -2,2; para el noveno, de 0,3 a -6,2, y para el décimo, como ya se dijo, de -4,5 a -15,4. Es decir, la seguridad social les aporta el 25,3 por ciento de los ingresos a los hogares más pobres, mientras que los más ricos tienen un saldo negativo de 15,4 entre lo que integran y lo que reciben de la Anses.
Esas proporciones que se dieron en 2012 quedarán reforzadas –sobre todo– con el aumento del 35,3 por ciento de la AUH a partir de junio. El incremento está muy arriba de cualquier medición de la inflación y de la gran mayoría de las paritarias. El beneficio trepa de 340 a 460 pesos por mes por hijo. Como indicó ayer este diario, la AUH pasará a representar el 13,5 por ciento del salario que cobran en promedio los trabajadores no registrados, contra el 12,1 por ciento en octubre de 2012, cuando se dispuso el anterior incremento. Es el nivel más alto desde su creación, en 2009, cuando arrancó en el 13,0 por ciento de los sueldos de los trabajadores en negro.
Lo mismo ocurre si la estimación se hace como porcentaje del salario promedio de los trabajadores registrados. Desde junio, la AUH será el equivalente al 5,5 por ciento de esos sueldos, contra el 5,2 de septiembre de 2012, aunque todavía por debajo del 5,8 de octubre de 2010, cuando alcanzó su máximo.
La AUH llega a 3.368.726 niños, que forman parte de 1.841.478 familias. Sus padres deben ser desocupados, trabajadores informales, empleadas domésticas o monotributistas sociales. La Anses les deposita en una cuenta directa todos los meses el 80 por ciento de los 460 pesos, 368 pesos por hijo, y retiene el resto, 92 pesos, hasta que cumplan con los requisitos de escolaridad y vacunación. Esa diferencia, de 1104 pesos por hijo, se paga una vez al año al constatar aquellos cumplimientos.
El ingreso familiar medio que perciben los beneficiarios de la AUH avanza de los 548 pesos actuales a 742 desde junio, lo que representa una inversión adicional para el Estado de 8142 millones de pesos. En total, los pagos anuales insumen 18.750 millones de pesos. Esa fuerte masa de dinero, más lo que ocurre en materia previsional, genera una distribución de la riqueza muy distinta a la que regía hasta 2003. Pero un análisis que abarque otros aspectos también debería considerar los subsidios al transporte y a los servicios básicos, la ampliación de la red de agua, cloacas, gas y electricidad, otras obras públicas y los planes de vacunación, entre múltiples variables.
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