La economía brasileña creció 0,8 por ciento en abril con respecto a marzo y registra en el acumulado del año un avance del 3,4 por ciento. Así lo informó ayer el Banco Central del país vecino, que confecciona en forma mensual el Indice de Actividad Económica. El último dato supone una desaceleración con respecto a los valores de marzo, cuando Brasil creció 1,1 por ciento mensual. El flojo desempeño de la mayor economía de Suda-mérica motivó que los analistas redujeran sus estimaciones del crecimiento para este año hasta 2,5 por ciento, cuando el gobierno había previsto meses atrás poder crecer un 3,5 por ciento. Los economistas heterodoxos marcan como causas de esas dificultades el atraso cambiario derivado de la política de metas de inflación que implementa el Banco Central y el ajuste del gasto público de la administración de Dilma. Brasil creció 7,5 por ciento en 2010, 2,7 en 2011 y 0,9 en 2012.

Una noticia positiva es que el resultado de abril fue impulsado principalmente por el crecimiento de la producción industrial, de 1,8 por ciento frente a marzo, el mejor resultado en los últimos tres meses. En la comparación anual, el avance es del 8,4 por ciento. La recuperación fue liderada por el sector automotor, que traccionó a las terminales instaladas en Argentina. También avanzaron máquinas y equipos, alimentos, edición e impresión y perfumería y productos de limpieza.

Sin embargo, preocupa al gobierno del país vecino la marcha de las compras minoristas, que en abril se recuperaron un 0,5 por ciento, aunque menos de los esperado. De hecho, la actividad de los supermercados volvió a bajar por tercer mes consecutivo. En la comparación con el mismo mes del año pasado, el crecimiento de abril fue de 4,9 por ciento, mientras que en los últimos doce meses la suba del PBI es de 1,7 por ciento.