ECONOMíA › EL PLAN FéNIX DEBATIó LOS NUEVOS DESAFíOS DEL PAíS PARA ALCANZAR EL DESARROLLO
El rol del Estado, la política fiscal, la industria, el medio ambiente, el reordenamiento del espacio urbano, la energía, la seguridad y la integración regional fueron temas abordados desde una óptica diferente a la del libre mercado.
“La mirada actual del país es diferente a la de 2001, porque ahora tiene sentido pensar en metas para mejorar el mañana. Erradicar la pobreza y consolidar los derechos humanos serán las claves”, afirmó Abraham Gak, coordinador del Plan Fénix. Con el objetivo de aportar a la discusión de una estrategia de desarrollo para las próximas décadas, el grupo interdisciplinario de investigación organizó el jueves de la semana pasada el encuentro “Propuestas para el Debate de la Argentina del Futuro”, en la Facultad de Economía de la UBA. Más de 15 especialistas presentaron ideas para avanzar en cambios estructurales. El rol del Estado, la política fiscal, la industria, el medioambiente, el reordenamiento del espacio urbano, la energía, la seguridad, la integración regional, entre otros, fueron temas abordados desde una óptica diferente a la del libre mercado.
La necesidad de encarar una reforma tributaria, con el objetivo de mejorar la distribución del ingreso, estimular la inversión y alentar la creación de puestos de trabajo, fue el primer punto de la discusión. Se remarcó que medidas progresivas serían implementar gravámenes a la herencia; potenciar impuestos directos sobre la renta, el capital y las transacciones financieras y disminuir impuestos al consumo. Otra temática relevante fue el papel del Estado como organizador de la sociedad. Se apuntó a alcanzar un consenso sobre cuáles deben ser las funciones estratégicas del sector público. También a construir herramientas para potenciar las capacidades y la eficiencia de la órbita estatal para intervenir en el proceso de reproducción social.
En el diagnóstico sobre ciencia y tecnología, se mencionó que el proceso de innovación no puede quedar en manos de empresas privadas, las cuales demostraron en los últimos años baja predisposición para tomar decisiones de inversión. Se afirmó que el Estado debe encarar el liderazgo del proceso de innovación. En este punto, además de impulsar actividades claves como biotecnología y nanotecnología, la propuesta se concentró en repensar proyectos con objetivos de inclusión social y en federalizar el desarrollo tecnológico. “Hay que abrir el juego, construyendo polos científicos por fuera de regiones tradicionales (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe)”, indicó Martín Isturiz, investigador del Conicet.
En materia de industria, tras repasar la herencia negativa de los noventa y el fuerte crecimiento manufacturero desde 2003, se indicaron asignaturas pendientes. La extranjerización y concentración, la falta de integración productiva y la continuidad del déficit comercial fueron algunos de los problemas. “Muchas exportaciones industriales se explicaron a partir de actividades bajo promoción estatal o por productos co-mmodities sin valor agregado”, agregó Marta Bekerman, directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica de la UBA. Entre las propuestas, se apuntó a fomentar el poder de compra del Estado y de empresas privadas para desarrollar una red de proveedores nacionales, permitiendo reconstruir cadenas de valor nacionales; incrementar la regulación de ramas oligopólicas, con el objetivo de limitar el poder de mercado de estos grupos; repensar la sustitución de importaciones como política de Estado y no como un instrumento de coyuntura; replantear los esquemas de inversión extranjera directa, para fomentar la capacidad exportadora.
En cuanto a la energía, la evaluación fue que la privatización total del sector dejó fallas que condicionaron el desempeño de la actividad a futuro. “A diferencia de Argentina, los países de la región no transfirieron activos al sector privado hasta un extremo de perder el manejo de todos sus recursos estratégicos”, dijo Roberto Kozulj, vicerrector a cargo de la Sede Andina de la UNRN. En este sentido, la recuperación de YPF y la inversión estatal para ampliar la capacidad instalada resultaron medidas clave para atacar el déficit sectorial. Obras que se destacaron respecto de la renovación de la matriz energética fueron Atucha II, Yacyretá e infraestructura eólica, porque permitirán reducir la demanda de gas natural en los ciclos combinados de generación de electricidad. El replanteo de los hábitos de consumo sociales será el gran desafío. Por caso, se precisó que habría que debatir si es deseable que en el camino al de-sarrollo, los despachos de nafta al mercado interno suban año a año por encima del diez por ciento.
Después se hizo el ejercicio de imaginar la Argentina dentro de tres décadas. Se coincidió en que “el país será un lugar donde vale la pena vivir si se logró erradicar la pobreza y vivir en democracia, si cada uno puede acceder a educación, se respetan los valores y se toleran las distintas formas de pensar”, resumió Gak. Explicaron que algunas claves serán conseguir que los cambios de las fuerzas políticas no erosionen logros ya alcanzados en materia social y económica; implementar metas de crecimiento cualitativo y no cuantitativo, apostando a reducir en un cierto tiempo la indigencia, la falta de acceso a vivienda, entre otras tensiones que afectan la calidad de vida de la población; avanzar en materia de competitividad sistémica en vez de fomentar ventajas espurias de la paridad cambiaria. “Al pensar qué queremos para a la sociedad se pone en disputa el modelo de innovación de Invap contra el esquema rentista de Techint”, cerró Diego Hurtado, docente de Historia de la Ciencia y Tecnología de Unsam.
Informe: Federico Kucher.
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